En mi época de estudiante nunca fui bueno para la Química, quizás porque los maestros que me tocaron no supieron estimularme en esa materia.
Las Matemáticas, en cambio, me fascinaban. Por eso, como los números fueron fáciles para mí, me cuesta trabajo entender por qué nos “quemamos” en las pruebas PISA realizadas en más de 70 países, quedando la República Dominicana en el último lugar.
Desconozco los métodos y procedimientos que se han empleado para llegar a la conclusión de que somos malos en aritmética, pero no me queda más remedio que aceptar esa realidad, si tomamos como ejemplo el caso del hospital recién inaugurado en Jimaní, que originalmente se calculó que costaría 48 millones de pesos y finalmente salió por más de 150 millones. ¡Una pequeña diferencia!
Sin duda alguna, los que calcularon el costo de esa obra no acertaron en las sumas, restas, divisiones ni multiplicaciones.
¿Quemados en Matemáticas? ¡No!, más bien achicharrados,… por no decir otra cosa.