Una pausa sensata

Una pausa sensata

Una pausa sensata

Nassef Perdomo Cordero, abogado.

Las declaraciones del presidente Luis Abinader sobre un mayor estudio del proyecto de Código Penal antes de aprobarse apuntan a que ha entendido bien la naturaleza del problema al que se enfrenta. Ese código, necesario y esperado por décadas, debe ser el resultado de una discusión profunda y una decisión ponderada.

El Congreso Nacional había adelantado su proceso de aprobación con unas prisas incompatibles con esta necesidad.

Aunque durante muchos años se ha responsabilizado del retraso en la aprobación al debate sobre las tres causales del aborto, lo cierto es que las últimas semanas ha demostrado que las causas son otras, mucho más profundas. La comunidad jurídica puso en evidencia que, a pesar de la antigüedad del proyecto, este todavía está lastrado con deficiencias y contradicciones internas que harían de su aprobación un error.

Una de las causas que justifican la necesidad de un nuevo Código Penal es que el actual, pensado para sociedades agrarias decimonónicas, no se adapta al mundo moderno, a la realidad en la cual debe aplicarse.

Esto crea baches y lagunas que han tenido que ser llenados por la doctrina y la jurisprudencia, responsables de que se mantenga en pie. No es una situación ideal, sobre todo porque el tiempo transcurrido entre la promulgación del código vigente y el día de hoy hace que esos apoyos sean cada vez más precarios.

Se supone que un nuevo código ayudará a paliar ese problema, dando la oportunidad al sistema penal de desenvolverse con una norma actualizada.

Sin embargo, vistas las carencias denunciadas por especialistas en materia penal, es evidente que, de aprobarse en su estado actual, el proyecto Código Penal necesitaría que le rellenen los baches desde el primer día, además de que ya no contaría con el andamiaje que aún protege al código vigente.

Por eso, es de celebrar que el presidente haya tomado la decisión correcta: abrir un compás de espera para que se puedan solucionar las fallas del Código antes de que se conviertan en ley.

Es un gesto que demuestra gran responsabilidad, sobre todo a la luz del amplio proceso de reformas que ha propuesto.