Hace unos meses en el país se desató un escándalo mayúsculo, cuando varios jovencitos pertenecientes a la organización de los Vigilantes de Texas, ubicados en su escuela en Boca Chica, fueron acusados de violación y hostigamiento a por lo menos un compañero.
Este caso todavía no ha sido esclarecido del todo por las autoridades dominicanas, a pesar de que ya es tiempo de haber tomado una decisión definitiva.
Representantes del equipo en el país niegan tajantemente que en sus escuelas de formación se produzcan casos de esa naturaleza, pero otros, por el contrario, opinan que si se han dado no lo revelarán bajo ningún concepto.
Cuando Grandes Ligas, presidida por el Comisionado Rob Mafred, se decidió a prohibir de inmediato las denominadas “novatadas”, en el acuerdo que se firmó el pasado miércoles con el sindicato de peloteros, bajo la dirección de Tony Clark, es porque conoce perfectamente que están provocando algún tipo de problemas, no lo hizo así por así.
Estas “novatadas” que desde hace años se dan en el béisbol, de acuerdo a sus defensores no tenían el objetivo de ofender a nadie, sino que buscaban reforzar los vínculos con el resto de sus compañeros, obligándolos, por ejemplo, a vestirse de mujer, por solo citar una, que parece de las menos atrevidas.
Sin embargo, al obligar a alguien, por ejemplo, a vestirse de mujer, otras payasadas y humillaciones, se está ejerciendo mucha presión sicológica que puede dejar huellas permanentes.
Lo malo de todo esto es que quienes dentro del negocio creen en ese tipo de chanzas de mal gusto, insisten en que buscarán otros paliativos con más “creatividad”.
Las Grandes Ligas con esa prohibición tomó la medida correcta, aunque algunos aleguen que se romperán tradiciones, pero someter a jugadores novatos a realizar actos que en la mayoría de los casos no comparten, es un abuso, por donde quiera que se analice, aunque se mantenga el alegato de que “es una práctica sana” que en nada daña a los miles de jugadores que son sometidos a ella.