El expresidente Leonel Fernández reconoció en un recién artículo de opinión que provocó múltiples reacciones que su primera victoria electoral en 1996 se debió “en gran parte” al apoyo del extinto presidente Joaquín Balaguer a través del “Frente Patriótico”.
Dicha plataforma, integrada por militantes de varios partidos y sectores de la derecha, llevó a cabo una campaña agresiva contra el desaparecido José Francisco Pena Gómez, definido como el “camino malo” y “un grave peligro” para la soberanía porque traería la “unificación de la isla”. Todo por ser de origen haitiano.
Haití y los haitianos en República Dominicana éramos el centro de un discurso de rechazo, división y odio de una alianza electoral que según Balaguer a Fernández respondía a “razones estrictamente patrióticas”.
Ante la gravedad de la situación y para curarse en salud, el candidato Fernández envió un emisario especial donde el entonces presidente René Preval. En lo esencial era para expresar al mandatario haitiano que esa campaña anti haitiana no era de su autoría ni de su “total agrado”. Pidió a Preval, en caso de ganar las elecciones, venir a su juramentación.
Preval no vino. Disuadido por sus consejeros mandó a su primer ministro Rosny Smarth.
Extrañamente, con relación a Haití, un reducido grupo de funcionarios del oficialista partido y sus aliados, algunos de origen Trujillista provenientes de la otrora plataforma electoral, constituyeron virtualmente un “frente anti haitiano” desde el poder. De donde surgen contradicciones profundas en el discurso oficial, incluso con ambigüedades en el más alto nivel.
Para muestra un botón. El cable 000273, del 25 de enero 2006 de la Embajada de Estados Unidos, publicado por Weakileaks, permite entender que Fernández retoma un elemento fundamental de los sectores anti haitianos al advertir sobre la posibilidad de una “balcanización” en el caso de la migración haitiana a República Dominicana.
De 1996 a 2012 habían transcurrido 16 años. Nueva vez en un período pre electoral figuras importantes del “frente anti haitiano” fueron incorporados a órganos sumamente sensibles en las relaciones con Haití.
El gobierno haitiano expresó sus inquietudes al presidente Fernández ante un gesto que se podía catalogar de inamistoso después del desbordamiento solidario ante la tragedia del terremoto de 2010. La repuesta fue “son alianzas coyunturales que van de la izquierda a la derecha”.
Es imposible negar que la actual administración heredó la presencia del “Frente anti haitiano”, lo cual, por lo menos en el debate público, parece marcar la línea hacia Haití. Una situación que alimenta la desconfianza entre los dos gobiernos, fomenta la estigmatización de los migrantes haitianos y promueve el enfrentamiento entre los dos pueblos.
No obstante, hemos asumido decir que el Jefe de Estado maneja una crisis, la provocada por la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, que no era de su agenda. Hemos dicho también que la sentencia es una oportunidad.
Más allá de las expectativas en relación a su propuesta de ley especial a favor de los desnacionalizados, lo que se espera del discurso a la nación del presidente Danilo Medina este 27 de febrero es un cambio más convincente de línea frente a Haití para el éxito del dialogo bilateral.