“Quien es incapaz de trabajar en la solución de las dificultades hace de las quejas su única contribución al cambio de la situación”, dijo el sacerdote dominicano Luis Rosario.
Una gran verdad, en vista de que las quejas no resuelven problemas, sino que los agudizan.
El apóstol de la independencia cubana, José Martí, estableció que “la queja es la prostitución del carácter”.