El día de hoy podría pasar a la Historia de este país como una gran efeméride para celebrar o sencillamente como una hoja rutinaria más del calendario.
Y por simple que parezca, cualquiera que a la postre resulte ser el resultado de esas dos posibilidades dependería de la sola y única voluntad de un solo hombre.
Me refiero, claro está, al presidente Danilo Medina, quien por una parte podría casarse con la gloria, si hace lo que tiene que hacer aunque se lo estén reclamando sus adversarios, como si por el contrario se lo piden sus canchanchanes que solo buscan sus beneficios.
Nadie desconoce que están sucediendo cosas malas en este país. Hasta el propio Danilo tiene que saberlo. Entonces, Danilo, ¡endereza el rumbo y verás como todo el pueblo te aclamará!
Y por el contrario, si continúas “mirando para otro lado”, mientras la corrupción sigue engordando, tu imagen y tus méritos seguirán en picada hacia abajo.
Esto lo digo yo, que no busco nada de los que están ni de los que puedan venir. Que conste.