Una efeméride olvidada

Una efeméride olvidada

Una efeméride olvidada

Rafael Chaljub Mejìa

Qué doloroso. Qué pena y vergüenza debiera darnos el comprobar cómo se pierde la memoria histórica y se va apagando el sentimiento nacional.

Este doce de julio pasó sin pena y sin gloria. Aunque ese día se cumplieron noventa y ocho años de la evacuación del territorio nacional por las tropas norteamericanas, que desde el 1916 habían invadido el país y mediante una proclama suscrita por un capitán de la infantería de marina yanqui la República Dominicana queda “en estado de ocupación militar”.

Los horrores y atrocidades cometidos contra el pueblo durante aquella larga ocupación no doblegaron el espíritu de resistencia de los patriotas y la retirada de los invasores en 1924 fue ante todo resultado de la lucha patriótica.

De la resistencia heroica de aquellos que combatieron con las armas en las manos. De la sostenida y valiente lucha de opinión que, bajo el lema de la Evacuación Pura y Simple, mantuvieron los dominicanos en las calles, las tribunas, las páginas del periódico Patria que dirigió don Américo Lugo, también en el campo internacional, a pesar de los atropellos y los agravios a que los condenaban los invasores.

Aquella fue una página hermosa de la larga lucha de nuestro pueblo por su soberanía. En una época hubo aquí un movimiento en pos de declarar el doce de julio día de fiesta nacional. El Partido Comunista Dominicano fue muy militante en esa idea, pero no prosperó y la efeméride fue quedando relegada hasta llegar al extremo de que el aniversario pasa y nadie se da por enterado.

Hasta donde yo sepa y en eso hay que ser justos, tan solo el licenciado Pelegrín Castillo se ocupó de la fecha y leyó un manifiesto conmemorativo ante el Altar de la Patria.

El gobierno guardó total y condenable indiferencia, ni la Comisión de Efemérides Patrias, ni la Universidad Autónoma, ni la izquierda, que debió cumplir su compromiso frente a esa parte de nuestra memoria histórica.

En un país donde el lambonismo y la enajenación llegan tan lejos, que se ignora una fecha patria como el doce de julio, mientras se celebran como si fueran partes de nuestra cultura y nuestra identidad nacional, la fecha de la independencia de la potencia que nos invade y nos oprime, el Hallowen y el Thanks Giving Day, que nada tienen que ver con nosotros. ¡Oh, Guacanagarix, levántate y anda!

Nunca he militado en el bando del pesimismo, pero es posible que ya sea hora de empezar a cuestionarnos.