Los lugares, mobiliarios, y casi todo es limpiado, renovado en esta época, uno que otros también hacemos revisión de lo que funcionó y lo que no. Para prepararse a recibir lo nuevo hay que limpiar los rincones para que todo reluzca y se vea de la manera que con tanta ilusión nos imaginamos.
Debemos abocarnos en este tiempo especial a
- Atender primero nuestra persona y ver lo que nos suma en cada acción.
- Desaprender hábitos tóxicos que contaminan nuestro ser y desgastan nuestro cuerpo físico, mental y emocional.
- Mirar menos hacia afuera y más hacia adentro de nosotros.
- Incorporar las actividades que nos inspiran en nuestra vida.
- Dejar pasar los pensamientos negativos y las quejas.
- Orientar las críticas a posibilidades de mejora en lo que puedo aportar.
- Limpiar el cuerpo mental de lo que me hicieron en el pasado, reciclándolo una y otra vez. Cuando te llegue un pensamiento de ira, bendice.
- No ser una participante activa del cumplimiento “cumplo y miento”, asistiendo a lugares que no quiero ir.
- Observarme y aceptar lo que siento, oír mi voz.
- Recrear mi historia con las polaridades y buscando el aprendizaje.
- Aceptar que lo que hice fue lo mejor que pude haber hecho en ese momento.
- Amar todos los prismas que viven en mí, incluso los que no me gustan.
- Vivir el hoy, el mejor presente.