SANTO DOMINGO.- Desde que el país reportó el primer caso de contagio del Covid-19, dos semanas después la bomba estalló más a fondo al registrarse la primera muerte a causa de la enfermedad.
De aquél 16 de marzo hasta la fecha, la República Dominicana lleva más de 1,680 muertes a consecuencia de la pandemia.
Tales defunciones han golpeado duramente al país, pero los más afectados son los familiares de esas víctimas.
“Una de las cosas más fuerte y dura para mí cuando ella murió fue que no nos la dejaron ver; la funeraria se encargó de llevar dos bolsas para entrarla antes de introducirla en la caja”.
Así se lamentó María Ysabel López Hidalgo, una de los miles de dominicanos que han perdido algún familiar a causa del Covid-19 y que no han podido superarlo.
La joven explicó a reporteros de El Día que los médicos le impidieron ver el rostro de su madre por última vez evitando contagios con coronavirus, lo que agravó más el dolor que sentía.
“La sacamos de la clínica en una ambulancia de la funeraria directo para el cementerio”, indicó la joven, quien lloraba en las notas de voz.
La madre de tres hijos dijo que el último día que pudo ver el rostro de su progenitora fue cuando hizo gravedad en sus propias manos y la entraron en la Unidad de Cuidados Intensivos.
“El recuerdo que me quedó de ese día fue un rostro desesperado, unos ojos casi brotándole para fuera y sin yo poder hacer nada”, expresó López Hidalgo.
Cuenta que su madre tenía algunas complicaciones de salud, pero era fuerte, no había gravedad en ello; no le gustaba ir a los hospitales, hasta el día que le habló para que la llevara a un centro médico. Tenía el Covid-19.
Le llevaron a una clínica, y luego de una prueba rápida, que arrojó negativo, le indicaron una radiografía, donde presentaba evidencia de la enfermedad.
Con voz cortada y llanto, María Ysabel explicó que fue a otros cinco centros hospitalarios más porque se negaban atenderla, finalmente la ingresaran, pero unos días después aconteció el deceso. El coronavirus acabó con su vida.
Otra dominicana que sufre por perder uno de sus hijos producto de la enfermedad, quien tenía 410 libras, dijo que cuando falleció recién cumplía los 34 años.
“Fue muy duro, porque era mi hijo mayor, era un hombre honesto; teníamos una relación como muchos padres no tienen con sus hijos, porque yo le decía papi…él era mi bebé”, explicó Fausta Linares mientras lloraba.
Señaló que su hijo comenzó con la enfermedad a final de junio, fue a un centro médico y lo despecharon porque decían que no tenía nada. El tres de julio empeoró, se dirigió a otro centro. Lo ingresaron, pero seguía peor. El día nueve lo entubaron y nueve días después murió.
“Siempre tuvimos una relación excelente. A él enfermarse, fue terrible. Esas dos semanas que duró en coma fueron fuertes. Fue duro. Su partido lo es más, por el vació que hay en mi corazón”, expresó Linares con tono triste.
Agrega que mucha gente no cree en el Covid-19 ni se cuidan; consideran que el virus es una basura.
La madre dice que su familia está sufriendo por esa partida, los hijos del fenecido y pareja. “Todavía no duermo, y mi hijo tiene un mes y días de muerto. Todavía yo no concibo el sueño”.