Una de cal y una de arena

Una de cal y una de arena

Una de cal y una de arena

Rafael Molina Morillo, director de El Día

La iglesia Católica ha tenido en estos días protagonismos importantes, como suele hacerlo en su permanente labor de orientación en beneficio de su vasta y mayoritaria feligresía en nuestro país.

En toda obra humana, sin embargo, hay aciertos y errores.

Y la iglesia, compuesta por hombres y mujeres de carne y hueso, también registra acciones positivas y equivocaciones innecesarias.

Aplaudimos, por ejemplo, la reiteración hecha en la reciente Carta del Episcopado dominicano, en el sentido de que la sociedad debe poner atención al rol que juega la familia como núcleo básico y fundamental de la educación ciudadana, así como a la vigencia de los valores y principios que deben estar presentes en toda actividad humana.

Pero al mismo tiempo deploramos que, seguramente sin ánimo maligno alguno, se haya incurrido en la ligereza de trucar la fotografía oficial en que aparecían todos los obispos del país al emitir la mencionada Carta, talvez para dar la impresión de una unidad monolítica al firmarla.

Con esa acción, auxiliándose de las inmensas posibilidades que brindan las tecnologías digitales para modificar fotos y realizar cualquier tipo de falsificaciones, el episcopado puso a mentir a todos los periódicos nacionales, impresos y digitales. Y eso no estuvo bien.

Dejaremos pasar por alto el mayúsculo error de referencia, con la esperanza de que no vuelva a repetirse, para que el gran público no pierda la confianza en los medios de comunicación ni en los ministros religiosos, ni mucho menos en los valores que proclamamos como inmanentes.



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