Quienes controlan la cúpula del Partido Revolucionario Moderno (PRM) han cometido un error que les puede salir mucho más caro de lo que ellos suponen.
¿Cómo calificarlo? Sencillamente se trata de un absurdo la exclusión de su Comisión Ejecutiva de dirigentes con una larga trayectoria y de un innegable peso específico en el ámbito político como Guido Gómez Mazara, Ramón Alburquerque, Tony Raful o Fafa Taveras. Conste que nunca he sido seguidor de ninguno de ellos.
Guido es un cuestionador impenitente, «molesta» más que un clavo en el zapato, pero nadie puede negar su capacidad y su trayectoria. Por qué dejarlo fuera de la dirección, si le puede dar clases a muchos de los 58 que escogieron. Nunca será un sumiso, pero tiene luz propia.
Ramón Alburquerque puede ser más opositor que los opositores, pero nadie le puede negar capacidad, inteligencia y aportes políticos a esa organización; y que, pese a sus cuestionamientos o bien por ello, es mejor tenerlo dentro que fuera de la dirección.
Del poeta Raful, no hay que decir mucho. Es un hombre emblemático del partido.
¿Y sobre Fafa Taveras qué? Tiene una historia y una experiencia política acumuladas que pese a sus casi 80 años de edad –o quizás por ello- sería un gran activo en cualquier organización. Y un lujo en el caso del PRM.
Los cuatro antes mencionados fuera y Robertico dentro. Que alguien me explique eso.
Aun cuando el objetivo fuera garantizar el control del máximo organismo, pero, ¿ qué costaba extender de 58 a 65 los miembros? De todas formas la corriente que se impuso tendría mayoría.
Es muy difícil que Abinader pueda dar con otra carga más pesada e incómoda de llevar entre las árganas del gobierno como la que representa Hipólito, a quien hubo que darle su “cuota” en la nómina estatal. Y se le dio, y el mundo siguió girando.
Ignoro qué pasó, pero creo que en el partido oficialista los que piensan y opinan diferentes salen sobrando. Olvidan que un político sagaz debe “desconfiar de sus amigos y aprender a usar a los enemigos”.
Todos recordamos a Miguel Vargas imponiendo su punto de vista e impidiendo que la disidencia sacara la cabeza so pena de que se la separaran del cuerpo (por supuesto que hablo en términos figurados, no literales).
Ni hablar de la era dorada de Leonel Fernández cuando sus cortesanos le rendían pleitesía y solían desfilar por el Palacio o por Funglode, para besarle la mano cada vez que cumplía años. Tenía control de todo. Hoy no es ni sombra de lo que el tiempo se llevó. Hoy se debate, agónicamente, entre un segundo o tercer lugar… Ahora se le ve casi humilde.
Danilo Medina, quien en su momento tuvo todo en las palmas de las manos: desde un rico pulpo, el coral, hasta una medusa expropiada por su nunca sonriente y menos satisfecho Donald. Tuvo tanto poder que expulsó al príncipe de su finca. Hoy, sin embargo, duerme con ropa.
¿Acaso nuestros políticos son tan tozudos o tienen la nariz tan larga que no pueden ver más allá?
Dejar fuera de la dirección del PRM a Guido, Ramón, Tony y Fafa es lo más parecido a una danilada dentro del hoy partido de gobierno. ¿Será que no piensan seguir?