Una crisis política-deportiva

Una crisis política-deportiva

Una crisis política-deportiva

Hugo López Morrobel

Lamentable, deplorable, lastimoso y triste, son los términos que más aplican a la crisis que experimenta desde hace cierto tiempo la Federación de Esgrima, incitada por problemas internos y externos.

No hay que ser adivino ni pitonisa para saber que los problemas son generados por intereses, que van desde lo económico hasta lo político.

Desde hace tiempo hay confrontaciones “avinagradas” entre parte de la cúpula del Comité Olímpico frente a Junior Arias Noboa, quien todavía preside la federación.

Esas contradicciones son esencialmente políticas y con mucha radicalización, al punto de que no han podido lograr un mínimo de entendido, a pesar de que en una ocasión se estuvo buscando cierta avenencia, pero los intereses mantienen las discrepancias.
Es una lástima que decenas de atletas estén padeciendo muchos inconvenientes porque nadie quiere dar el brazo a torcer.

Ese es uno de los problemas fundamentales que subsisten en el deporte nacional, que en la medida que recibe más recursos económicos por parte del Estado, sus dirigentes más se aferran a continuar en los cargos.

Solo hay que echar un simple vistazo para notar que hoy más que nunca, nadie quiere retirarse, como si esos puestos fuesen una herencia de familia.

Podría ser una forma de imitar a los políticos que han escalado la Presidencia de la República, que no quieren soltar el “carguito” bajo ninguna circunstancia, aunque por momentos alguien la llamó una “silla de alfileres”. ¡Que les parece!