Quito (EFE).- El ecuatoriano Daniel Pintado, medalla de oro en 20 kilómetros marcha en las Olimpiadas de París 2024, comentó este jueves que una colecta familiar le permitió tener sus primeros zapatos deportivos, en una trayectoria en la que sus pilares han sido su tenacidad y el apoyo de sus seres queridos.
En un encuentro con la prensa en Quito, Pintado destacó la importancia del apoyo familiar en su vida- “Cuando inicié en el deporte, el primer par de zapatos que tuve fue una colecta de todas mis hermanas, una parte de mi papá, una parte de mi mamá, para podernos comprar un par de zapatos a mi y a mi hermano».
Destacó la confianza que depositaron en él sus padres y recordó que a sus 19 años tuvo a Nicolás, el primero de sus dos hijos, y aunque muchas personas le dijeron que el ser padre le distraería, e incluso truncaría su carrera deportiva, él, por el contrario, lo tomó como un aliciente.
“Desde que el Nico nació, la vida es diferente, ahí empezó toda mi carrera deportiva (…) el impulso más grande que tuve fue mi familia y, desde ahí siempre quise ser bueno y protagonista en las competencias”, relató quien siempre buscó ser mejor.
Algo que logró con el apoyo de su entrenador, Andrés Chocho, con el que empezó “a crecer en grande- Ya éramos cuartos a nivel mundial, después fuimos segundos a nivel mundial, y ya pude hacer el ‘Siuu’ (festejo al estilo Cristiano Ronaldo) en 2023″.
Confesó que temió haber sido demasiado optimista al ofrecer públicamente una medalla de oro antes de viajar a Francia y que la noche anterior a la competición estaba “súper, súper nervioso” y el llanto sólo logró contener con las palabras de aliento que le dio su hijo, que estaba en Ecuador, a través de una llamada telefónica.
“Tranquilo, no pasa absolutamente nada papi, con todo lo que ya has hecho, ya eres un campeón, nosotros estamos orgullosos de ti. Sólo sal a hacer lo que siempre haces”, le dijo al deportista que logró dormir sólo 90 minutos antes de la competencia.
Competencia espiritual
Pintado, que desarrolló la carrera como lo tenía planeado, sin cambios ni sobresaltos, aseveró que el último kilómetro no fue “una competencia contra los rivales sino una competencia más espiritual, pensando en mis hijos, mi familia, mi equipo de trabajo, en las personas que me estaban apoyando, en las personas que también me dieron la espalda».
“Fue sólo emotivo”, reiteró al confesar que cuando faltaban cien metros para la meta, se preguntaba si en realidad iba a ser campeón olímpico pues no creía que efectivamente estaba pasando aquello por lo que había trabajado más de veinte años, y que también le significó una medalla de plata junto a Glenda Morejón en la prueba marcha relevos mixta en Paris 2024.
El deporte como superación
En el encuentro con la prensa, Morejón contó que su padre vio en el deporte un medio de superación para su familia y, aunque intentó que avancen en las disciplinas varios parientes, sólo consiguió la continuidad de Glenda.
La marchista, que a los cinco años ganó su primera competencia de 300 metros, se retiró a los 10 años “porque sentía que no me gustaba mucho”, relató. Luego quiso ser bastonera de su colegio y como no tenían recursos para comprar el uniforme, su padre le hizo un préstamo, que ella pagó con lo que ganó los fines de semana vendiendo sandías en el mercado donde trabajaba su madre.
Luego volvió a entrenar marcha y desde ahí ha cosechado grandes victorias para el país, en una historia de superación en la que destaca el rol importante que cumplió su familia. Sueños y realidad En un conversatorio convocado por el Banco Pichincha, que apoya a los deportistas, Morejón y Pintado destacaron la importancia de ser referentes para Ecuador y ejemplo para los más jóvenes.
“Uno se prepara mucho deportiva, físicamente para conseguir la medalla olímpica”, dijo Pintado al reconocer que, pro el contrario, no estuvo preparado para la avalancha de popularidad pero, pese a la fama, su sencillez le lleva a posar con una gran sonrisa con quien le pida una foto.
Pintado aseguró que fue únicamente cuando llegó a su natal Cuenca, en medio de una gran recibimiento popular, que se dio cuenta “de la magnitud de lo que estaba pasando” y recordó a su referente y primera medalla olímpica en marcha,
Jefferson Pérez, cuando le dijo que “la verdadera medalla no es la metálica sino todas las personas y las historias que vienen a través de eso». “Ahora tenemos una nueva responsabilidad de ser el referente y ejemplo” de muchos, subrayó al indicar que quiere dar ejemplo de que “los sueños, trabajando duro, siendo muy disciplinados, se pueden hacer realidad». EFE
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