¿Qué pudo haber pasado para que un viaje iniciado por un grupo de africanos en un área limitada del Atlántico como puede serlo la distancia entre las islas de Cabo Verde y el archipiélago de las Canarias recalara en otra como la costa norte dominicana?
La tarde del martes un pescador encontró una pequeña embarcación a la deriva relativamente cerca de la costa atlántica dominicana y lo hizo saber a las autoridades. La yola —algunos prefieren decir cayuco, pero no me lo parece— tenía una carga tétrica: catorce osamentas humanas.
¿Habrían salido, realmente, de África? Todavía no hay respuesta a esta pregunta, pero hay explicaciones y precedentes.
Y mientras llega información firme, porque desde el Gobierno han sido iniciadas algunas diligencias, todo lo que se puede hacer es darle cancha a la imaginación.
¿Cuánto tiempo tenían a la deriva? Nadie lo sabe todavía, y tal vez nunca se llegue a saber. Pueden haber iniciado su travesía a finales del año pasado o en los primeros meses de este año.
Tampoco sabemos cuánta gente cargaba inicialmente la embarcación de 40 pies de largo (eslora) y en qué punto y por qué se quedó con sólo 14, o si el motivo del viaje no era traficar con personas sino con mercancías. Y si este era el caso, ¿de dónde procedía? La cocaína hallada a bordo, por ejemplo.
Si los especialistas consiguen despertar a alguno de los teléfonos móviles hallados en la pequeña embarcación se podrá saber cuándo fue la última vez que lo usaron y dónde.
La distancia que da la web entre Senegal y el archipiélago de las Canarias es de unos 1,500 kilómetros. Una gran distancia, sin duda, pero pequeña si se la pone al lado de la que debe de haber recorrido la yola, de unos 6,000 kilómetros con su carga de pasajeros entre una y otra vida.
Pero tal vez salió de Sudamérica o el Caribe.