De viejos y nuevos amores. Luis Lacalle Pou, presidente electo del Uruguay fue categórico: “no estoy dispuesto a que en la asunción esté el dictador Maduro”.
Tampoco invitó para el acto en que asumirá la presidencia – el próximo domingo 1º de marzo- a los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega y Miguel Díaz- Canel de Cuba .
Son dictaduras, fue la explicación.
El cambio de frente en Uruguay en donde ganó Lacalle, candidato del partido histórico Nacional (Blanco) apoyado en el “balotage” por una coalición de partidos democráticos (coalición Multicolor), desplazando a la izquierda del gobierno, modifica la relación a nivel continental. La salida del Frente Amplio, que respalda a Maduro, a Cuba y al Foro de San Pablo, es una pérdida para estos.
Se compensa sí con el retorno del kirchnerismo a la Argentina que por ahora está más “revolucionario” que Chávez, pero cuya suerte todavía no aparece muy clara. Una pregunta permanente de la agenda de estos días en Buenos Aires es ¿quién de los Fernández manda, Alberto o Cristina? Están unidos contra el FMI – y lo van a necesitar-, pero mientras una sostiene que en Argentina hay presos políticos (por supuesto ella), el otro dice que en todo caso se trata de “detención arbitraria de opositores” .
También hay diferencias en cuanto al aborto: la mera despenalización (Alberto) o la legalización ( con bombos y platillos que reclaman los kirchneristas). Son matices pero muestran un interés de marcar perfil.
Por ahora hay una mayoría de argentinos que piensan que la que manda es ella.
También la consideran “ impresentable” (y por eso no fue candidata). En su última visita a la Habana hizo unas breves declaraciones que por un lado derivó en desmentidos categóricos del FMI y por el otro levantó las iras de toda Italia al decir que Macri actuó como mafioso italiano.
Volviendo al tablero, de hecho hay un cambio de piezas. Falta ver que pasará en mayo con las elecciones en Bolivia. En la segunda vuelta es muy probable la derrota del candidato del MAS (de Morales), no obstante los errores de la dividida oposición a Evo.
En el Mercosur, no va a pasar nada, como siempre. Ni a favor ni en contra. Todos – Bolsonaro, Lacalle, Mario Abdo Benítez, de Paraguay, y Alberto Fernández- proclaman su total apoyo.
El Mercosur es un viejo amor y como dice la canción que cantaba tan lindo Pedro Vargas, “un viejo amor no se olvida ni se deja… y nunca se le dice adiós”. Pero la realidad es que no pasa de ser un sello utilizado para algunas cosas y sobre todo cuando a los grandes les sirve.
De todas formas es un espacio donde habrán de confrontar Brasil y Argentina y ésta en franca minoría. Bolsonaro y Fernández hasta ahora nunca han tenido un contacto personal.