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Un santo de la iglesia en las memorias de Fafa

Entre los muchos aportes de las memorias de Fafa Taveras, que acaban de publicarse, está el rescate de la figura de Luis Ramón Peña González –Papilín- seminarista nativo de La Romana, que murió mártir bajo la ira torpe y asesina del régimen trujillista.

Cuenta Fafa que, por instrucciones de Minerva Mirabal y recomendación del padre Daniel Cruz, en el verano de 1959 viajó a La Romana a reunirse con Papilín para coordinar las actividades de la resistencia clandestina; que Papilín lo tomó con tanto entusiasmo que se trasladó a Salcedo, donde estaba entonces el centro dirigente de la lucha contra la tiranía.

Cayó preso en la redada de enero de 1960, torturado con saña especial por los verdugos del SIM, enviado luego a La Victoria, y los testimonios de sus compañeros de martirio sobreviven hablan con sobrada admiración del comportamiento digno y vertical de aquel muchacho excepcional.

En una ocasión, cuenta Fafa, fue Clodoveo Ortiz a La Victoria a recoger los rosarios que usaban los presos políticos, porque en ese entonces, el rosario se veía como un símbolo de la resistencia.

Se decía que Fidel había bajado triunfante de la sierra Maestra con uno en el cuello y en medio del conflicto de Trujillo con la iglesia, para algunos que el inofensivo utensilio de la iglesia era casi subversivo. Cuando Clodoveo se presentó a la celda y exigió la entrega, Papilín se puso de pie, convocó a sus compañeros de celda a cantar el himno nacional, los de las celdas vecinas se sumaron al coro y, confundidos y desconcertados, el torturador y sus secuaces se marcharon sin conseguir su propósito.

Esa noche Papilín también “nos dio un sermón magistral sobre la fuerza del espíritu, la confianza en Dios y los valores cristianos. Era un convencido de Cristo era la revolución”, sostiene Fafa.

Una noche, lo sacaron de la celda y lo desaparecieron. Tantos años después Fafa hace una interesante valoración de aquel mártir.

Palabras más o menos: es un santo de la Iglesia católica, que la iglesia nunca lo ha asumido, porque ella jamás ha asimilado a alguien que mientras da testimonio de su fe, tenga una conducta política ejemplar como aquella, y lo doloroso, sostiene Fafa, es que el cardenal López Rodríguez, que fue su compañero de lucha antitrujillista, nunca hiciera nada por rescatar la memoria de uno de los más respetables de todos los muertos de aquel episodio”.

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Columnista de El Día. Dirigente político y escritor.

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