Cuando estas líneas se hagan públicas, a su vez también será pública nuestra designación en el Servicio Exterior de la República Dominicana.
Estamos acostumbrados a oír que servir al estado es un sacrificio; lamentablemente, esto no es lo que siempre sucede, sino que para algunos se convierte en una tabla de salvación para alcanzar el nivel social y económico que el propio esfuerzo nunca logró.
Precisamente ahora, estamos viendo ante los tribunales varios ejemplos de individuos que se ajustan al párrafo anterior. Estas acciones en procura de justicia nos llenan de esperanza y convocan todo nuestro apoyo.
Tan pronto se pasa a ser parte del sector público, el ahora funcionario debe servir y tratar de igual manera a todo aquel que requiera de sus servicios, todo ello por una razón simple: su sueldo es pagado por los contribuyentes, entre los que se encuentran incluso esos que han desfalcado el estado y los que les aúpan.
Así pues, para quienes estamos siempre prestos a identificar corruptos, trepadores y oportunistas, las circunstancias nos obligarán en lo adelante a ser más moderados y tolerantes en nuestras intervenciones.
Especial esfuerzo será el de mantener la compostura cuando leamos que aún hay personas capaces de mirar al pasado como alternativa para un mejor futuro.
Es hora pues de asumir la conducta institucional, la de servicio a todo dominicano, más allá de sus banderías y preferencias.
Eso sí es un sacrificio.