La semana pasada advertí que en el afán de ganar dinero, muchos atletas que tuvieron actuaciones destacadas en sus respectivas disciplinas, se arriesgaban a sufrir daños físicos y mentales irreparables al volver a competir.
El ejemplo que puse como muestra era el regreso del ex boxeador Evander Holyfield, de 58 años de edad, quien el pasado sábado se expuso ante un oponente mucho más joven.
Los resultados no se dilataron, tras sufrir una derrota humillante en el mismo primer asalto del combate.
No es un secreto que Holyfield no tenía necesidad de exponer hasta la vida en este enfrentamiento, dado que que tiene una solvente posición económica, en especial con propiedades multimillonarias en Atlanta, Georgia, donde en muchas ocasiones ha mostrado varias residencias multimillonarias.
Pero en su caso el dicho de que “la gente mientras más tiene más quiere”, se coloca como anillo al dedo.
Ojalá que lo acontecido a Holyfield en ese espectáculo depresivo y desmoralizante, que hasta tuvo la participación del ex presidente Donald Trump, como comentarista, sea un ejemplo que asimilen para otros atletas en retiro.
RADARES.- Los intereses, hablando de boxeo, se vienen imponiendo por sobre todas las lógicas posibles, si tomamos como ejemplo la victoria que de manera unánime le dieron los jueces el pasado sábado al mexicano Oscar Valdez sobre el brasileiro Robson Conceicao.
Es robo a la clara que sigue poniendo en entredicho la seriedad de ese deporte, que a pesar de esas barbaridades, sigue generando la atención del público y muchos millones de dólares en cada cartelera…El COD sigue tras los políticos, en busca de más dinero, y ahora le tocó a Miguel Vargas.