El presidente Danilo Medina está en una seria encrucijada. Es grave la situación derivada de la información internacional de que Odebrecht dedicó 39 millones de dólares para soborno relacionado con el proyecto “Punta Catalina”, contratado y construido bajo el gobierno de Medina.
Y es estar en una encrucijada buscar continuar en el poder político, no obstante la activa resistencia de los militantes y dirigentes de su partido que siguen a su actual presidente y expresidente de la República, Dr. Leonel Fernández.
Danilo Medina está en una seria encrucijada cuando aspira, nueva vez, a reformar la Constitución, ya sea para optar por la continuidad en el poder, o para lograr su rehabilitación política con vista al futuro inmediato.
Sobre la confrontación electoral peledeísta supusimos, hace unos meses, que se impondría una transacción para evitar la fragmentación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y no poner en riesgo la conservación del poder. Supusimos la presentación de un nuevo candidato o candidata que suplantara a los dos aspirantes enfrentados por la opción de ser candidatos a la Presidencia. Pero la verdad es que lo enconado de las ambiciones personales y de grupos ha hecho difícil esa fórmula.
Al presidente Medina se le suma en contra el peso de una opinión pública nacional opuesta a la modificación de nuevo de la Carta Magna, para favorecer sus propósitos continuistas. Máxime cuando el mismo presidente Medina prometió más de una vez, antes de su primer mandato, y luego, que no buscaría la reelección.
Al rechazo de la reforma de la Constitución para fines reeleccionistas mantenido por los partidos de oposición, se le agregan organizaciones de la sociedad civil, representantes religiosos de las iglesias católica y evangélica, diplomáticos, legisladores internacionales y hasta dos ministros del gobierno, cuestión no usual en nuestro país.
Y mientras el presidente Medina se resiste a la aparición de otro candidato o candidata, y más aun, a la candidatura de Leonel Fernández, el país vive una zozobra, una situación incierta que no tiene como centro la discusión de propuestas programáticas, sino la imposición de aspiraciones personales. Mientras Danilo y sus partidarios proclaman “que el pueblo decida”, los seguidores de Fernández pretextan la defensa de la Constitución.
Si aun y con todo lo del soborno de la termoeléctrica “Punta Catalina”, el Presidente persiste en mantenerse en el poder usando para ello procedimientos deleznables, entonces, no cabe duda, que su encrucijada se extenderá de manera grave y larga.
Un presidente en encrucijadas como estas debe usar algunos referentes o instrumentos: pensar racionalmente, guiarse en base al derecho y los altos valores, pensar qué dirá la historia de su comportamiento y verificar qué quiere su familia.