Rafael Molina
“No puedes imaginarte lo mucho que me dolió el saber que habías concedido la victoria a Balaguer.
El resultado de esta elección ha sido un duro golpe para mí”.
Así comenzaba la carta que el 28 de mayo de 1986 dirigió a Jacobo Majluta su consultor político Joseph Napolitan, un verdadero “gurú” en materia de campañas políticas en los Estados Unidos y otros países de Europa y Latinoamérica.
La sorpresa de Napolitan, a quien conocí cuando fui embajador dominicano en Washington, se fundamentaba especialmente en el hecho de que Jacobo se declaró vencido cuando se había contado el 90 por ciento de los votos y Balaguer apenas mostraba una ventaja de un 2 por ciento, o sea que todavía faltaba un decisivo final en el conteo.
Como ya he narrado en mi libro “Mis recuerdos imborrables”, al aceptar mi nombramiento como embajador del gobierno de Antonio Guzmán le advertí a éste que tan pronto terminara su mandato constitucional como Presidente de la República, terminaría yo también mis funciones diplomáticas.
Napolitan y su firma “Public Affairs Analysts” rendían servicios profesionales al Gobierno, y por ende a la Embajada, circunstancia ésta que nos permitió, a mi posterior socia María Amelia de Joa y a mí, fomentar una buena amistad con él y sus asistentes Douglas Walker y Joe Michenfelder.
Cuando le recomendamos a Majluta que utilizara los servicios de Napolitan para orquestar su campaña electoral frente a Balaguer, esa idea parecía un sueño, porque el famoso consultor ya estaba retirado, tras más de cien asesoramientos realizados en diferentes países– y la mayoría de ellos ganados-.
Pero cuando Napolitan estudió el caso “se enamoró” del candidato Jacobo y se brindó para hacer el trabajo sin cobrar honorarios.
“De todos los candidatos para los que he trabajado durante los casi 30 años que llevo dedicado a esto –decía Napolitan en su carta –cuyo original conservo-, tú eres con el que más he simpatizado y quien, en mi opinión, más se merecía la victoria”.
La carta en cuestión contiene revelaciones y consideraciones que mucha gente no conoce sobre el proceso electoral de 1986, dentro y fuera del Partido Revolucionario Dominicano que postuló a Jacobo.
Por razones de espacio debo hacer un alto en este punto, pero prometo darlas a conocer mañana en este mismo lugar, para contribuir a que se conozca la verdad histórica.
