Un peligroso tono en la recta final de la campaña

Un peligroso tono en la recta final de la campaña

Un peligroso tono en la recta final de la campaña

Jesús Díaz

En nuestro artículo anterior titulado ‘’El Danilismo sin Danilo’’  advertíamos que aunque la fiera estaba herida había que tener cuidado con el zarpazo, y éste se manifestó. A pocos días de laselecciones del 5 de julio, la tonalidad de los temas de campaña toman otro giro peligroso en una democracia tan frágil como la nuestra.

Que el  Comité Político del  Partido de la Liberación Dominicana (PLD) mostrara  “su profunda preocupación” por la cada vez más evidente incidencia de sectores ligados al narcotráfico en la campaña de otro partido,  no es más que una autoincriminación. Debió darle vergüenza ajena  a Francisco Domínguez Brito, ser vocero de una rueda de prensa donde el presidente de su partido es un ex convicto de la justicia dominicana, el cual fue acusado de recibir sobornos de la empresa Norberto Odebrecht, y admitirlo de manera pública. Además de registrar un incremento de su patrimonio de un 593 por ciento del 2004 al 2012, aumento que la Procuraduría General de la República le atribuyó al dinero proveniente de las coimas.

Razones hay de más, para la omisión y admisión de casos de narcotráfico en el país, cuando en casi 20 años al frente del Estado dominicano, el PLD  manejando al procurador General de la República,  los Organismos de Seguridad, la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y el Presidente de la Suprema Corte de Justicia,imponen un tema donde lo importante sería saber quién permitió que reconocidos narcotraficantes penetraran,  no solo a los partidos sino también a las instituciones públicas.

La corrupción y el narcotráfico van de la mano, lo permea todo a su paso, por eso en estos momentos es tema de campaña y  no las  cosas fundamentales como las propuestas y la altura del debate de ideas.

Los efectos nocivos de este tipo de campaña son de gran magnitud para la sociedad que mira la distorsión y el retroceso político hacia el que nos conducen.