La aprobación por la Cámara de Diputados de las observaciones al Código Penal que remitiera el presidente Danilo Medina para eliminar del mismo una forma de vulneración de derechos fundamentales de las mujeres dominicanas, es un giro importante y un acontecimiento en la creación de una cultura democrática alrededor de las políticas públicas.
Las grandes protagonistas de este giro son las mujeres del movimiento por los derechos fundamentales.
Ellas han sostenido una acción constante, desde hace tiempo, y reúnen tanto a jóvenes y muy jóvenes como a aquellas que tienen décadas trabajando en sus causas y han propiciado avances legislativos y políticos en un ejemplo de continuidad generacional que indica matices muy a tomar en cuenta.
La decisión del presidente Medina abrió una coyuntura nueva, que no se hubiese producido en esta ocasión sin que desde el Poder Ejecutivo se reconociera el valor de los reclamos y propuestas del citado movimiento y de la sociedad.
En el transcurso de menos de una semana, hemos vivido una intensa expresión de diferencias y coincidencias, de confluencia de corrientes de opinión y de concepciones democráticas.
Un proceso inédito del que deberemos aprender mucho, luego de un examen del decurso de los acontecimientos.
Hemos ganado como sociedad. Lo aprobado puede que no sea una formulación que satisfaga a todos y todas, pero es indiscutible que evita la vulneración de derechos en el sentido que había sido demandado por la sociedad.
Las formas del debate público han sido tan importantes que debemos estudiar sus implicaciones.
Toca ahora a todos y todas las protagonistas de este proceso, mantener el mismo esfuerzo para que lo que falta por elaborar cumpla con la misma calidad democrática que hemos ido produciendo.