Un nuevo trofeo: la violencia escolar

Un nuevo trofeo: la violencia escolar

Un nuevo trofeo: la violencia escolar

Altagracia Suriel

Parece que seguimos ganando terreno en el ámbito regional pero a nivel de laceraciones a la dignidad humana puesto que ahora el país obtuvo el primer lugar en la existencia de problemas tan vergonzosos como la violencia escolar.

Según un estudio reciente del Banco Mundial, el país ocupa la posición 1 de 15 países latinoamericanos con mayor nivel de bullying entre estudiantes de 12 años. En dicho análisis también se expresa que el 49 %, casi la mitad de los estudiantes han reportado haber sido víctimas de acoso escolar.

Muestra de lo anterior es el sonado caso de un alumno adolescentes que fue desnudado por sus compañeros acosado por su orientación sexual. No conformes con atropellar su integridad física también pusieron a circular en las redes el video de su execrable acción.

El acoso escolar es otra manifestación de la descomposición moral que desde hace unos años estamos presenciando en República Dominicana.

Las escuelas se están convirtiendo en campos de batalla donde nadie está seguro porque los antisociales que se han apoderado de las escuelas imponen la ley de la selva. Ya hemos visto reseñadas en la prensa agresiones a docentes y estudiantes, muertes de niños en manos de sus compañeros y suicidios asociados al bullying y a la violencia escolar.

Parece ser que el atropello y la violencia que se están viviendo en las familias, en las calles y en las redes sociales se están irradiando en la escuela.

Hay que prevenir el acoso escolar. Reconocer el problema y enfrentarlo. Reforzar la seguridad y la atención a las víctimas, hablar con los niños y adolescentes de ese riesgo y alertarlos a comunicar e informar situaciones de bullying. Hay que crear redes de apoyo en las escuelas incluyendo a todos los actores del proceso enseñanza aprendizaje.

Hay que poner un stop a la promoción de la cultura del irrespeto y la violencia. No se pueden seguir aupando las inconductas poniéndolos en la palestra pública como gracia o estilos de vidas emergentes.

Hay que promover la empatía y la tolerancia, hay que retomar la moral y cívica en las escuelas y, sobre todo, a nivel familiar y social, necesitamos dar ejemplo de cómo tratar a otros con amabilidad y respeto.



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