Algunos lo atribuyen a Dios, a las tantas oraciones a la Virgen y a las ánimas benditas que elevaron muchos dominicanos.
A eso achacan que el poderoso huracán Irma apenas rozara nuestro territorio, no obstante, yo sigo pensando que solo el azar o un capricho de la madre natura permitió que el país se librara de que este fenómeno nos impactara de lleno y pusiera una vez más al descubierto nuestras viejas miserias.
Ciertamente, los ciclones siguen una trayectoria caprichosa, se forman, se fortalecen o debilitan cómo y cuando les da la gana, siempre que estén dadas las condiciones atmosféricas para que así ocurra, independientemente de lo que se diga o no más allá del cielo o nuestros altares.
En fin, los huracanes con su poderío catastrófico, las lluvias y los vientos que nos traen escapan a nuestra voluntad, aunque los científicos empiezan a apuntar la agresión de los humanos al planeta y los efectos que estos tienen en el clima como una de las razones por las cuales estos fenómenos meteorológicos son cada vez más frecuentes y destructivos.
Pero como muy bien advierte Huchi Lora en una décima a propósito de “Irma” y su paso por aquí, hay un huracán permanente contra el cual hay que luchar: la corrupción.
Si tomamos en cuenta solo las últimas décadas, hay que convenir en que la corrupción ha provocado más pérdidas al país que todos los fenómenos atmosféricos, y conste que estos han dejado daños valorados en miles de millones de pesos.
Vale decir que el país ha ido aprendiendo frente a los ciclones, y cada año los miembros del COE realizan una labor encomiable que ayuda a elevar la conciencia en la población. A esto se suma la buena labor de información que realizan técnicos de Meteorología.
Lamentablemente, gracias a la impunidad, a que los corruptos se han blindado contra la justicia, nos hemos quedado rezagados en materia de la lucha anticorrupción, y cuando se creía que el movimiento Marcha Verde había frenado un poco a los corruptos, dejan en libertad a los únicos dos de los 14 implicados en el escándalo Odebrecht que estaban en prisión.
Una burla tras otra.
Sin embargo, hay que recordarles a los delincuentes con cargos públicos y sus cómplices que el pueblo dominicano ha sabido superar situaciones aún más difíciles, incluido el yugo extranjero, dictaduras sanguinarias como las de Trujillo y Balaguer, y que cuando se levanta no le teme ni siquiera a los mismos huracanes.
Esto deberían tomarlo en cuenta nuestros políticos, y especialmente los jueces y legisladores.
De lo contrario llegará el día en que tendrán que correr más que Beato.