Ni siquiera el más furibundo peledeista sería capaz de negar que las denuncias de corrupción constituyen un flanco débil del gobierno. Incluso defensores o simpatizantes de Danilo Medina le han urgido a enfrentar el asunto con mayor vigor.
La impunidad y el aparente desinterés por tirar a los leones del circo a algunos fariseos para satisfacer al pueblo son, quizás, la mayor fuente de insatisfacción popular y un lastre electoral enorme. Sin embargo, la supuesta falta de transparencia imputada por el PRM alGobierno no es una verdad completa.
Pocos países del mundo han avanzado tanto, tan rápidamente, para transparentar el gasto oficial, socializar y consensuar las políticas públicas y dejar atrás un pesado fardo de tradición fullera en el manejo presupuestario.
Todas las dependencias oficiales publican gastos, nóminas, concursos de compras, ejecución de proyectos, etc. Evidentemente falta mucho para alcanzar el ideal, pero es innegable cuánto hemos progresado.
Curiosamente, quienes más corrupción denuncian no cuestionan nunca las finanzas de los partidos políticos, que manejan miles de millones de fondos públicos.