El encuentro entre Kim y Trump sería el primero de la historia entre un líder de Corea del Norte y un presidente de EE.UU. en ejercicio. Foto de archivo.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptó la invitación del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, para reunirse en persona.
La noticia la dio a conocer el jefe de la Oficina de Seguridad Nacional de Corea del Sur, Chung Eiu-yong, en la noche del jueves, en una comparecencia frente a la prensa en el exterior de la Casa Blanca en Washington.
De concretarse el encuentro, sería la primera vez que los mandatarios de EE.UU. y Corea del Norte se reúnen.
Chung formó parte de la delegación surcoreana que visitó Pyongyang a principios de esta semana.
Una carta para Trump
El funcionario surcoreano explicó que durante esa visita el líder de Corea del Norte le entregó una carta en la que expresa su deseo de reunirse con Trump y de dialogar sobre el programa nuclear de su país.
«Le dije al presidente Trump que en nuestra reunión, el líder norcoreano dijo que está comprometido con la desnuclearización», indicó Chung.
«Kim prometió que Corea del Norte se abstendrá de realizar más pruebas nucleares o de misiles«, agregó el surcoreano.
Chung también aseguró que Trump recibió la misiva y aceptó la invitación de Kim Jong-un, con el que quiere reunirse en mayo.
«El presidente Trump apreció el informe y dijo que se reuniría con Kim Jong-un en mayo para lograr la desnuclearización permanente», señaló.
El gobierno surcoreano puntualizó que está previsto que la reunión entre Kim y Trump se celebre a fines de mayo.
En cualquier caso, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sara Sanders, confirmó en un comunicado que el presidente estadounidense aceptó reunirse con su homólogo norcoreano.
«Él aceptará la invitación para encontrarse con Kim Jong-un en un lugar y fecha todavía por determinar. Esperamos la desnuclearización de Corea del Norte. Mientras tanto, todas las sanciones deben continuar», señaló Sanders.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, celebró el cambio de postura de Corea del Norte pero hizo hincapié en la necesidad de que Trump mantenga a Pyongyang bajo la máxima presión.
Por su parte, el ministro de Defensa de Japón, Itsunori Onodera, dijo que Kim Jong-un debería comprometerse a abandonar completamente su programa nuclear para que el diálogo puede ser fructífero.
Una opinión similar fue expresada por el ex enviado especial de Estados Unidos a Corea del Norte, Christopher Hill, quien recomendó a la Casa Blanca insistir en que se produzcan en una serie de pasos hacia la desnuclearización antes de seguir adelante con la idea de una reunión presidencial.
Compromisos
Laura Bicker, corresponsal de la BBC en Seúl, señala que es importante resaltar que Corea del Norte aún no ha dicho que vaya a abandonar sus armas nucleares, sino solo que está «comprometido» a hacerlo.
Según Bicker, esta noticia es una victoria propagandística para Kim Jong-un, aunque Trump también debe estar satisfecho, ya que su agresiva política hacia Corea del Norte parece haber funcionado.
Nuestra corresponsal señala que no está claro qué está pidiendo Pyongyang a cambio de mantener conversaciones con EE.UU. y Corea del Sur.
Hasta ahora, el compromiso expresado por Corea del Norte se concentra en cuatro puntos:
- Kim Jong-un está preparado para reunirse con el presidente de Estados Unidos.
- Está «comprometido con la desnuclearización».
- Paralizará todas las pruebas nucleares y de misiles.
- Entiende que los ejercicios militares entre Estados Unidos y Corea del Sur «deben continuar».
Un año de tensiones
La noticia del posible encuentro entre los dos líderes se conoce tras un año de fuertes tensiones entre Corea del Norte y EE.UU., en el que los mandatarios de ambos países han intercambiado amenazas e insultos personales y en el que Pyongyang ha mostrado su capacidad armamentística, entre otros, con el lanzamiento de varios misiles de largo alcance.
A principios de esta semana, poco después de que Corea del Sur anunciara que su vecino del Norte estaba dispuesto a negociar su desnuclearización siempre que se garantice la estabilidad del régimen, el presidente estadounidense se atribuyó la victoria por ese cambio de postura.
«Las sanciones han sido muy, muy fuertes. Han tenido mucho impacto», dijo Trump, quien destacó la «gran ayuda» de China para contener a su vecino y su esperanza de que Corea del Norte esté siendo sincero.
Lo cierto es que, dada la opacidad del régimen norcoreano, los expertos no coinciden en una única razón que explique la repentina disposición de Kim Jong-un a negociar.
Sanciones y ensayos
Uno de los factores que puede haber empujado a Pyongyang a volver al diálogo son las múltiples y duras sanciones internacionales que pesan sobre el país y que se han incrementado en los últimos meses, según algunos observadores.
«Las sanciones están ejerciendo una presión real sobre el régimen», aseguró hace unos días en declaraciones a BBC Mundo Abraham Denmark, quien trabajó en el pasado para el Pentágono en asuntos de Asia y ahora dirige el programa asiático del Centro Wilson.
Denmark, no obstante, consideró que existe otro factor crucial: los éxitos logrados por Pyongyang en 2017.
«Corea del Norte ha conseguido un tremendo progreso en su programa nuclear y de misiles», destacó Denmark, en referencia a las exitosas pruebas de misiles y nucleares norcoreanas el año pasado.
Su sexto ensayo nuclear, el lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales supuestamente capaces de alcanzar todo el territorio estadounidense y el desarrollo de misiles de combustible sólido son un ejemplo de ello.
Corea del Norte ha estado aislada del escenario internacional durante décadas por su historial documentado de abusos contra los derechos humanos y sus aspiraciones nucleares, en contra de las leyes internacionales.
Pero por otro lado, los avances técnicos han abierto una ventana para Pyongyang, en opinión de algunos analistas, pues permiten al régimen negociar en igualdad de condiciones, confiado en que sus armas supondrán un elemento disuasorio para Washington.
Un nuevo líder surcoreano
El presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien accedió al cargo en 2017, es otra de las figuras clave de este nuevo escenario político, según coinciden los analistas consultados por BBC Mundo.
Ya en campaña, Moon abogó por un mayor acercamiento con el Norte y, pese a algunas críticas dentro de su país, está cumpliendo lo prometido.
El deshielo entre las dos Coreas se materializó durante los Juegos Olímpicos de invierno celebrados en Corea del Sur, los llamados «Juegos de la Paz», y esos contactos propiciaron el reciente acuerdo entre ambos países para celebrar una cumbre de líderes en marzo y la distensión con Washington.
«Ha conseguido lo que prometió, pero si ello llevará a la desnuclearización permanente (de la península) es aún un interrogante», señaló a BBC Mundo Lisa Collins, especialista en asuntos coreanos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés).
Collins admitió tener una visión pesimista sobre los motivos reales de Corea del Norte y no descartó que la oferta de Pyongyang sea sólo una estrategia para conseguir un «respiro económico» e incluso minar la alianza entre EE.UU. y Corea del Sur.
Un encuentro sin precedentes
Aunque durante décadas ha habido varios esfuerzos para persuadir a Corea del Norte de que renuncie a su programa nuclear, hasta ahora ningún presidente de Estados Unidos se ha reunido con su homologo norcoreano.
La última iniciativa destacada fue el Diálogo de los Seis o del Grupo de los Seis, en el que además de las dos Coreas participaron Estados Unidos, China, Japón y Rusia. Este esfuerzo fracasó en 2008 debido a la negativa de Pyongyang a permitir que inspectores internacionales verificaran que efectivamente había detenido su programa nuclear.
Luego se produjeron otros intentos de diálogo que también fracasaron, incluyendo uno en 2012 que naufragó cuando Corea del Norte hizo una prueba de un misil apenas dos semanas después de anunciar un acuerdo con Washington.
De llegar a concretarse es probable que la reunión entre Kim Jong-un se produzca en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas o, muy probablemente, en China.
Dadas las sanciones internacionales en su contra, no hay muchos lugares a los que pueda viajar el mandatario norcoreano y es poco probable que Trump esté dispuesto a ir a Pyongyang.