Santo Domingo.-Emprendedor es el termino que se utiliza para referirse a un individuo que organiza su empresa, asumiendo ciertos riesgos financieros y precisamente; este riesgos fue lo que empujó a un hombre de escasos recursos a vencer las precariedades e iniciar su propio negocio con tan solo un racimo de guineo, 50 naranjas y 35 mentas.
Arcadio De La Cruz salió en los años 80 de la selva, un pueblo perteneciente a la provincia Duarte, dejando sus raíces para buscar un nuevo horizonte que le abriera las puertas de progreso.
«Yo no le tengo miedo al trabajo. Tengo 27 años tirando pa´ lante sin miedo a nada en esta esquina», expresa De la Cruz con una tímida sonrisa.
El hombre, de 54 años, se deleita al remembrar el día en que emprendió su humilde negocio, una cafería, en un solar baldío y con unas pocas mercancías, pero con una proyección de ser un empresario independiente.
En su cafetería, que tiene más de dos décadas en la avenida San Martín casi esquina Ortega y Gassete, vende café, chocolate, leche, tostada, galletas, jugo, agua, arepa, masitas, mentas y mabí de diferentes sabores.
«Yo me levanto positivo todo el tiempo, nunca tú me vas a ver negativo, yo creo que eso fue lo que me ayudó a seguir adelante», dijo el pueblerino mientras pasaba a un cliente un vaso con café.
La buena voluntad, la fe y el amor son los pilares para alcanzar lo que se propone el ser humano, son las recomendaciones de Arcadio para alcanzar el éxito .
La satisfacción le invade su rostro mientras dice que cuando se quiere se puede, que las personas no deben tener miedo a arriesgarse en la vida.
«Hay que darlo todo para lograr lo que se quiere», dice el emprendedor, a quien le ha tocado trabajar como albañil y vigilante para poder hoy tener la cafetería.