¿Un desfile militar del 27 de febrero en una ciudad fronteriza? ¿Por qué no?

¿Un desfile militar del 27 de febrero en una ciudad fronteriza? ¿Por qué no?

¿Un desfile militar del 27 de febrero en una ciudad fronteriza? ¿Por qué no?

El periodista Emiliano Reyes Espejo. Fuente externa

A veces hay que armarse de valor y romper con algunas tradiciones. Muchas de estas incluso ya están enraizadas y asentadas profundamente en el pensamiento popular, en el exordio del pueblo.

Será a partir de este cambio de enfoque que se podrán proyectar otros aires, una nueva visión redentora, transformadora y los avances que se requieren en esta emergente época histórica que vive el país.

Hemos celebrado tradicionalmente el Desfile Militar del 27 de Febrero en la ciudad capital. Imponentes muestras del valor y el acervo patriótico es articulado por nuestras tropas militares, las cuales expresan estar siempre listas, según proclaman y es su razón de ser, para defender el terruño ¡defender a la Patria!

Celebrar en el año 2023 el Desfile Militar del Día de la Independencia Nacional una ciudad fronteriza sería grandioso. Ocurriría precisamente en estos momentos convulsos que vive la nación y el mundo, en estos tiempos en que hechos y circunstancias fortuitas unas, y estratégicamente estructuradas otras,-citando al patricio Juan Pablo Duarte- “conspiran contra la salud de la Patria”.

Una celebración de esta magnitud en la zona fronteriza sería, según nuestro criterio, como disparar, resonar otro “trabucazo de Mella” que aún resuena en los confines del planeta, solo que esta vez se dispararía en la misma frontera.

Lograr que los habitantes fronterizos disfruten de este majestuoso desfile sería como una reconversión, como adentrarse nuevamente al amor patrio que languidece paulatinamente en toda esta región, influenciado por el dinero, el incesante tráfico ilegal de personas, mercancías y productos ilícitos.

La situación imperante en la frontera genera un flujo económico que tiene todo tipo de procedencia, desde la legal hasta la ilícita, lo cual a través de los años ha martillado incesantemente la conciencia de sus pobladores, logrando adormecer de manera peligrosa el sentir patriótico de muchos dominicanos que residen en estas zonas.

Lamentablemente, se puede inferir que por esos hechos muchos de los habitantes de la zona se aferran al valor del dinero, algo casi intrínseco y que se manifiesta a veces como una conducta propia de la naturaleza humana, especialmente en sociedades como la nuestra de fuerte raigambre capitalista.

Hay que imaginarse a los ciudadanos fronterizos disfrutando del espectáculo del desfile del 27 de febrero mientras se desarrolla en una de las provincias ubicadas en esta parte de la isla. A ritmo de marchas militares y exhibiciones de escuadrones aéreos (formaciones de aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea) se irá acrecentando en estos la fe de ser dominicanos.

Estos desfiles se inician en el Malecón de Santo Domingo con la interpretación del Himno Nacional y salva de 21 cañonazos y la presencia honrada del Presidente de la República. Arrancan delirantes aplausos y expresiones de fervor patriótico a las multitudes presentes.

En la frontera ocurriría eso y más.

Lo tradicional es que las tropas militares y policiales se desplacen a todo lo largo y ancho del malecón a tono de marchas militares épicas, Las tropas de la Armada, del Ejército Nacional, la Fuerza Aérea, Policía Nacional y unidades élites especializadas en defensa, seguridad y salvaguarda del territorio exhiben el orgullo patrio, la grandeza de la Patria independiente.

Elegantemente avitualladas, los militares saludan con gesto de respeto y subordinación al Presidente de la República, mientras se desplazan frente al Palco Presidencial, majestuosa tarima preparada para la ocasión. En la misma, además, participan el Ministro de Defensa, los altos jefes militares y policiales, ministros y otros funcionarios civiles.

El Desfile del 27 de febrero, que disfrutamos cada año en esa fecha todos los dominicanos con motivo del Día de la Independencia Nacional, constituye una de las tantas expresiones que adornan la idiosincrasia dominicana.

Las orquestas o bandas de música de los institutos militares interpretan las marchas castrenses. El público presente expresa su alegría a la vez que son enarboladas pequeñas banderas tricolores en medio del furor patriótico. Son impresionantes, asimismo, los desfiles de nuestras mujeres militares, los escuadrones de paracaidistas, las tropas élites, los Swaps y los escuadrones Tiburón y Caninos, entre otros.

Los desfiles de equipos militares, vehículos, camiones de suministros, tanques de guerra, tanquetas, etc. hacen que los dominicanos nos sentamos orgullosos del sacrificio de nuestros patricios Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, lo cual expresamos de esta manera con gran entusiasmo todos los días 27 de febrero.

Celebrar este desfile en una provincia fronteriza tendría la ventaja de que la misma sería favorecida con el arreglo de sus calles, de manera que las mismas estén óptimas para la ocasión. Podría darse el caso, además, en que la tarima presidencial se instale en una provincia y que el desfile se prolongue a otras ciudades durante el periplo de retorno a la capital.

Hacemos esta descripción para sugerir al Gobierno, al Ministerio de Defensa, Interior y Policía y al Instituto Duartiano acoger la celebración del Desfile Militar del próximo 27 de Febrero de 2023 en una de las provincias fronterizas, como podrían ser Pedernales, Elías Piña, Dajabón, Monte Cristi y Bahoruco.

La tradición ha sido celebrar este Desfile en el Malecón de Santo Domingo, pero, ¿nos hemos preguntado el efecto que surtirá entre los pobladores fronterizos la realización en una de sus provincias?

Primeramente, elevaría el alicaído sentimiento patriótico, subiría la autoestima y sentaría un mayor arraigo entre los pobladores dominicanos de estas zonas. Sentirían, por ejemplo, que no están solos y se apropiarían de un sentido de propiedad de sus terruños legados por los Padres de la Patria.

Enviaría también un mensaje a nuestros vecinos sobre la necesidad de que respeten de una vez y por todas nuestras montañas y la soberanía de esta parte de la isla.

Se lanzaría asimismo una advertencia a aquellos que sueñan, que traman una integración paulatina de ambas naciones. Se le diría que eso no podrá ser posible por muchas razones, pero especialmente porque en su afán se enfrentarán a un pueblo decidido a sostener su independencia y su libertad, y porque además, tenemos un ejército indómito que se opondrá y combatirá hasta el último soldado ante un despropósito de tal magnitud.

Y, además, ¿por qué no sacar esta vez el Desfile de la capital y llevarlo a una provincia de la frontera? ¿Por qué no?