Después de escuchar y leer mucho sobre el deporte denominado korfball (canasta-bola), atendí a una invitación del exbaloncestista Francisco Raussell, presidente de la Asociación Dominicana de Korfball para presenciar un partido entre Colombia y República Dominicana en la Copa América que resultó en triunfo 21-7 para los del patio. El deporte, inventado en Holanda hace más de 100 años (1902), se exhibió en los Juegos Olímpicos del 1920, Ámberes, Bélgica.
Apenas el año pasado se inició su práctica en el país inspirado por la vicepresidenta Margarita Cedeño y con el seguimiento del ministro Jaime David Fernández Mirabal. Guarda mucha similitud con el baloncesto, pero la bola no se pica (driblea), tampoco se puede caminar con ella y sólo se avanza dando pases ante una defensa que no es tan agresiva como en el basket. Su principal particularidad es que promueve la convivencia de género en deportes de conjunto porque los equipos que salen a la cancha (medidas balonmano) deben estar conformados por cuatro hembras y cuatro varones y la defensa se ejerce en igualdad de género.
El asunto es meter la bola en la canasta (plástica, a una altura de 11.5 pies) y el que más la perfore gana el partido. Cada canasto vale un punto y en su lenguaje es denominado «gol». Ya el país ganó un Panamericano y llegó cuarto en un Mundial, fruto de las habilidades atléticas del dominicani (correr, aparar, lanzar). El deporte me resultó muy divertido y se inscribe dentro de las «travesuras» que atribuyen a Jaime David como ministro, pero para bien.