El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) celebró el pasado domingo la elección de su presidente y secretario general, además de los otros miembros del Comité Político, ahora ampliado a 45. Todo en orden.

Danilo Medina fue electo por aclamación y por unanimidad como el nuevo presidente de la organización. ¡Hurra, hurra! Ninguna sorpresa aquí.

Sin embargo, la elección del exsenador Charlie Mariotti como nuevo secretario general sorprendió a muchos dentro y fuera del partido fundado por Juan Bosch en 1973. Hasta el domingo, quien se proyectaba como seguro ganador de esa posición era el exadministrador de la CDEEE Rubén Bichara, a pesar del manto de oscuridad de Punta Catalina que lo arropa.

Las nuevas autoridades del partido fueron escogidas en unas elecciones cerradas en las que solo participaron 1,144 miembros del Comité Central. ¡Y esto es presentado como todo un éxito!

Exceptuando la queja del muy decente Chanel Rosa Chupani, vertida a través de las redes sociales como un lamento sutil, todo se desarrolló sin contratiempos. Tal cual lo quería el líder “indiscutible”.

Algunos peledeístas que presumen de “ortodoxos” suelen repetir como un mantra una frase martiana que algunos atribuyen a Bosch: “en política hay cosas que se ven y cosas que no se ven; y a menudo las que no se ven son más importantes que las que se ven…”. Nada más cierto.

Por eso debemos prestar atención a lo que pueda pasar en los días venideros a lo interno de la caja de pandora que es, a mi juicio, la casa morada.

Hay quienes consideran que Danilo Medina podría arrebatarle a Miguel Vargas el récord de quien transforma más rápido un partido grande en un pequeño “colmado” (al que para colmo “se le va la lú”), aunque sus deliveries simulen estar en paz en medio de la tormenta.

Nada de autocrítica. Nada de reconocer cuáles fueron las fallas que llevaron a ese gran partido primero a la división y luego a perder tres elecciones consecutivas en un año.

Atila haciendo de las suyas. Ni una sola crítica a los compañeros y familiares que metieron la pata y la mano. La palabra corrupción parece no existir en el diccionario peledeísta. Y eso es grave, pues para superar un error lo primero es reconocerlo.

Hay una verdad inocultable: en el PLD la democracia ha sido secuestrada. Una minoría elige en nombre de todos. Previamente se había ampliado a más de mil miembros el Comité Central –ahora controlado de manera férrea por el danilismo- y este a su vez escoge al todopoderoso Comité Político.

Exactamente como lo deseó “el dueño del colmado”.
Falta ver ahora si esto logrará contener la hemorragia que afecta a esa organización y no continúa el inexorable éxodo de legisladores, dirigentes y militantes hacia otros litorales, especialmente la Fuerza del Pueblo que lidera Leonel Fernández.

Mientras tanto, Danilo puede estar tan satisfecho como Nerón viendo arder a Roma, pues logró –una vez más– que se hiciera su voluntad, y el partido escogió un Comité Político a su imagen y semejanza, solo que esta vez no se sabe si al final será a él a quien expulsen del paraíso, como le pasó a Adán y a su primera y única dama.