Antonio Fernández Spencer fue una silueta sideral de la literatura dominicana, y por ende, el mejor crítico literario que jamás hayamos tenido.
Es decir, si hay tres buenos críticos literarios, en el puesto de sus biografías, la pluma de Antonio, siempre de prístina crítica, ha servido para reconstruir la literatura legada, y ha servido para conocer la vida propia del maestro del poema ´El regreso de Ulises´, aunque su vida no haya sido tan heroica, sino dura y fraccionada.
Antonio Fernández Spencer nació en Santo Domingo, un 22 de junio de 1922. Se graduó de Filosofía en la Universidad de Santo Domingo, y vivió una apasionada estancia en España que le permitió diplomarse en Filosofía Hispánica, en la Universidad de Salamanca.
Premio Adonais (1942) por su libro ´Bajo luz de día´, publicado originalmente en los Cuadernos Hispanoamericanos, Núm. 36, págs. 193-198, (1952); y luego Premio Leopoldo Panero, por su poema ´Diario del mundo´. Panero Torbado fue un poeta español de la generación del 36 y de la poesía arraigada en la posguerra.
Ya en Santo Domingo empieza a ser el poeta surrealista de la Poesía Sorprendida, con su obra ´Vendaval interior´. Pero, por otra parte, si hay oficio duro es el de molestar de oficio, y todavía parece “aventurado” a escribir sobre temas serios con la soltura, cultura y la donosura con que sometió al crisol de análisis nuestra literatura criolla. Así alcanzó la cima tanto de poeta como de ensayista.
El año de 1964 le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura, por su obra ´Caminando por la literatura hispánica´, la cual nos muestra la euforia de su trascendencia poética, culta prosa, y nada de “pedantería victoriosa”.
En 1984, en el barrio de Villas Agrícolas, lo vi por primera vez. Él era ese “profesor de poesía” y autor de esos magistrales ensayos recogidos en Antologías y Cuadernos de crítica literaria, quien había recalado las cimas literarias abiertas a vastos horizontes, que en ardua faena, en un tiempo escribió; yo era un joven de dieciséis, a punto de viajar a las antípodas. Ya este hombre de letras había llegado a Pushkin y a Lérmontov, Yesenin, Rimbaud, pasando por Horacio, por Fray Luis, por Homero y Virgilio.
Entre 1988-1992 dirige la Biblioteca Nacional, que fue el quinto centenario del “ descubrimiento”, se ocupó de gestionar bajo su dirección la bibliografía de Cristóbal Colón, de los documentos de los incunables de la fecha histórica, queriéndose empañar el nombre de glorioso escritor, a quien se llegó a acusar de usurpar dichos fondos.
Candidato al Premio Cervantes de las letras; la concesión nuevamente del Premio Nacional de Literatura, en 1995, es también la fecha de su muerte, un 10 de marzo.
Entre las funciones y reconocimientos que les fueron dispensados por la larga y fructífera carrera literaria, de diplomático y de académico, están la Academia Dominicana de la Lengua, Subsecretaría de Educación, embajador en la República Oriental del Uruguay, docente de la UNPHU y UASD, Director del Museo de Arte Moderno. También se le concedió un Doctorado Honoris Causa, por la Universidad Interamericana, y una biblioteca en el mismo lugar lleva su nombre.
La producción literaria de Antonio Fernández Spencer es muy vasta. Agradezcamos la valiosa compilación del poeta Cándido Gerón, quien nos trae gran parte de su obra en la publicación ´Fragmento de un diario nonato´, Vols. I y II (1976-77, 1978-1988) y sus ´Ensayos, artículos y entrevistas´, ambos editados en 2021, por el Archivo General de la Nación.