El retiro de una actividad, luego de permanecer durante años como uno de los iconos, no es una situación que todo el mundo está en capacidad de aceptar.
Deja traumas muy difíciles de asimilar, por lo que, en la mayoría de los casos, deben ser sometidos a tratamiento especializado.
Llama poderosamente la atención el caso del golfista estadounidense Tiger Woods, quien ganó 14 torneos de Grand Slam, además de encabezar por años el ‘ranking’, con muy escasa oposición.
Resulta que hoy, tras tener que abandonar ese deporte por lesiones, no asimila el retiro, sino que llega a la mendicidad, al “rogar” que se le haga una invitación para participar en el Abierto de Estados Unidos de 2018.
Durante sus años de dominio Tiger escaló lugares que muy pocos habían logrado, dentro y fuera de la cancha, porque de un momento a otro se convirtió en una máquina automática para la producción de millones de dólares.
Estar penando ahora para que se le dé una oportunidad para asistir a un torneo es sencillamente humillante y demuestra que su ego está porel piso. No hay duda que recibirá esa invitación, pero a qué costo le saldrá.
RADARES.- Cuando el ‘Séptimo Cielo’, léase Palco de Prensa del Quisqueya se quemó por completo, durante el desarrollo del pasado torneo, los cálculos para construirlo de nuevo se estimaron en unos 44 millones de pesos.
Sin embargo, se informó ayer que el costo ascenderá a unos 117 millones. ¿Una muy mala proyección, o una tremenda sobrevaluación de la obra? Sería interesante saber el porqué un presupuesto se triplica de un momento a otro. Los cálculos, sin dudas se oponen casi unos 180 grados.