Un camino de doble vía

Los analistas políticos ni los expertos en asuntos diplomáticos han analizado, como se debe, las declaraciones del señor embajador de los Estados Unidos, James “Wally” Brewster, quien recientemente dijo que “algunos pocos políticos” critican a la embajada y a su persona “por estar demasiado involucrados en asuntos dominicanos”.

Sin embargo, consideró que las fuertes inversiones y las relaciones cercanas que unen a Estados Unidos con República Dominicana le dan ese derecho, por lo que exhortó a quienes critican eso “que vayan a la embajada y nos devuelvan la visa”.

Hay quienes han salido al paso al señor Embajador cometiendo el error de criticar su homosexualidad, lo que les resta fuerza, pues cada quien hace con su cuerpo lo que quiera. No obstante, a lo que no hay derecho es a abusar de nuestra hospitalidad promoviendo las prácticas mariconeriles, pues ese no es el sentimiento de la mayoría de los dominicanos.

Hay que enfatizar en el derecho que dice tener el señor Brewster al intervenir en nuestros asuntos internos, derivado de las relaciones cercanas que unen a Estados Unidos y nuestro país. Como lo que va viene, al ser un camino de doble vía, asumimos que si se acepta ese argumento, nuestro Embajador en Estados Unidos tendría ese mismo derecho. Nosotros también podríamos exigir a los norteamericanos que no estén de acuerdo con la política dominicana que nos devuelvan su permiso de estada en el país

El Embajador tiene razón en criticar la corrupción, si no fuera por el protagonismo intervencionista empleado para trazar pautas sobre eso y algo más.

Uno se sorprende de que la mayoría de nuestros intelectuales, dirigentes políticos, los mismos empresarios e incluso los grupos de izquierda, se metieron la lengua en el trasero sobre lo dicho por el señor embajador Brewster.