Un camino de amor

Un camino de amor

Un camino de amor

José Mármol

No tuve fuerzas para escribir, en la pasada semana, dado el peso de la tragedia que afligió de repente a mi familia, y cuyo dolor tratamos de convertir en fe y esperanza. Una herida que procuramos transformar en comprensión, compasión y amor.

Esa es la experiencia que la partida a destiempo de nuestro sobrino Gabriel José ha empezado a germinar en nuestra familia, entre sus compañeros de colegio y universidad, así como en toda su comunidad y la inmensa red de relacionados que, silenciosa, pero con profundo esmero, él fue creando, junto a sus padres y hermanas.

Quisiera dejar este espacio, para que sea llenado con todo el cariño y la hondura humana contenidos en las palabras que sus hermanas Janille y Anabel compartieron con quienes asistimos a la misa de cuerpo presente en la iglesia Santa Elizabeth de Wyckoff, New Jersey, encabezada por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Nueva York, monseñor Joseph Espaillat, con una homilía de excepcional fortaleza en la fe católica y una profunda y hermosa definición de la personalidad y las sabias enseñanzas de Gabriel José, para luego marchar todos hacia su morada final en el Redeemer Cemetery.

En estos términos se expresó Janille durante la capilla ardiente, en sus sentidas palabras para su hermano Gabe:
“Gracias a todos por estar con nosotros, no solo hoy, sino en el día a día de nuestras vidas y especialmente todos los días, desde que perdimos a Gabriel.

A través de todo esto, hay una cosa que es tan evidente: no solo somos muy bendecidos de tener esta familia y amigos, sino que Gabriel fue amado.

“Desde el día que perdimos a Gabriel, muchos de nosotros hemos seguido preguntándonos ¿por qué? ¿Por qué nos dejó? ¿Por qué su vida fue tan corta? Y en nuestros momentos más oscuros, y tal vez más egoístas, ¿por qué nos hicieron esto a nosotros? Pero, ¿y si reformulamos esa pregunta?

¿Qué pasa si nos preguntamos, en primer lugar, por qué nos fue dado Gabriel? ¿Cuál fue el propósito de Gabriel durante su corta vida? ¿Qué nos ha enseñado durante los breves pero impactantes 19 años que lo tuvimos? Así que reflexionemos por un momento sobre eso a través de la lluvia de palabras amables que hemos recibido sobre Gabriel de parte de quienes lo conocieron.”

Y así fue repasando las vivencias de Gabriel José a través de los testimonios de sus profesores, sus amigos del equipo de bolos, de antiguos compañeros de trabajo, de sus novias, de sus amigos más cercanos. El denominador común ha sido la singular sensibilidad humana, la inteligencia despierta y el surtidor de afecto y amor profundo que Gabriel cultivó e inspiró en todos ellos, y que han prometido preservar a lo largo de sus vidas. Él fue, sin duda, hechura afectiva de sus padres, hermanas y familia.

Janille concluyó con estas reflexiones: “Todos sufrimos esta pérdida confusa y desgarradora, pero recordemos que Gabe ya no sufre. Cuando ves el mundo a través de una lente diferente como lo hizo Gabe, siempre cuestionando el mal, desafiando a los indiferentes e insensibles, eventualmente te cansas.

Gabe era un alma pura y sabia, simplemente demasiado buena para este mundo, y ahora está en paz. Y todos los que tuvieron la bendición de conocerlo y amarlo, serán cambiados para siempre por el impacto que Gabe tuvo durante sus breves pero decididos 19 años. Descansa en paz, hermanito.

Fuiste amado más de lo que ya sabías”.
No hay vacío por su partida, sino una esperanzadora flama de bondad. Su espíritu seguirá vivo en nosotros, mostrándonos el camino de amor que nos ha legado.