Es muy difícil encontrar explicaciones válidas al deterioro físico que presentan desde hace años, importantes instalaciones deportivas, que se construyeron debido a la presión social que ejercieron los ciudadanos en las respectivas localidades.
El ejemplo más reciente es el estadio de La Vega, el cual desde hace tiempo se viene cayendo a pedazos, sin que las autoridades nacionales y municipales hagan nada al respecto .
Es lamentable que edificaciones de ese tipo, que costaron mucho “sudor, dinero y lágrimas” estén abandonadas a su suerte, dado que ni siquiera las ligas y clubes que la utilizan ponen un granito de arena para su mantenimiento.
Llama la atención, que deportistas veganos estén reclamando que se construya allí el velódromo que sería utilizado para las competencias de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, Santo Domingo 2026.
Si el deterioro es mayúsculo en el principal estadio de béisbol de esa ciudad, que tiene un uso constante, cual sería la suerte de un velódromo, que se utilizaría de vez en cuando.
Los veganos pueden ser” buenos todos”, como pregona un añejo comercial de televisión, pero la realidad es que en la “Ciudad Olímpica”, ni sus ciudadanos ni sus autoridades, han mostrado el debido interés en mantener sus instalaciones deportivas importantes, en mínimas condiciones.
El alcalde kelvin Cruz, quien se define como un defensor a rajatabla de los deportes, debe gestionar que se reparen sus instalaciones, porque resulta un bochorno para su gestión, que se haya llegado a una situación tan calamitosa y deprimente.
Albergamos la esperanza de que los veganos echarán manos a su tradicional orgullo y solidaridad, para que reclamen el arreglo inmediato de sus instalaciones deportivas.