Un arte de almas nobles

Un arte de almas nobles

Un arte de almas nobles

El pataleo es un derecho inherente al ser humano; si nos colocamos en la perspectiva de los que se encuentran en la base de la pirámide social, la protesta es la manera prácticamente exclusiva de hacerle sentir a los de arriba su parecer.

Sé que a más de uno se le pondrá la piel de gallina al recordar hechos como el campamento en Gonzalo para salvar a Los Haitises, los días amarillos por el 4% para la educación, las veces que se detuvo el tráfico en la avenida George Washington para protestar por la inaceptable construcción de una isla artificial frente a nuestro bellísimo Malecón, todas las movilizaciones por Loma Miranda, los reclamos al contrato con la Barrick Gold entre muchos otros. Todo lo anterior son ejemplos significativos de nuestra contemporaneidad, los cuales evidencian la cultura y corazón de las protestas en República Dominicana.

Destruir propiedades, asesinar, maltratar y arrebatarles la dignidad a personas, animales o a la vegetación en nombre de hacer sentir un parecer no es protestar, eso es ser temerario. Enlutar a la familia dominicana en nombre de cualquier afán no es protestar, eso es una manifestación enfermiza.

La protesta es un arte tremendamente creativo, donde la estrategia inteligente es fundamental, donde concienciar a otros con religiosa paciencia debe ser la regla, donde cada acción debe tener un sentido profundamente sopesado, analizado buscando con ello comunicar y hacer sentir lo que se cree, piensa y siente al tiempo que se respeta con totalidad la vida y derecho de todos. Protestar es un arte de almas nobles.