Justo al cerrar el año 2021 plagado de buenas noticias en el campo de lo económico y empresarial, tanto para grandes como pequeños, el nuevo año nos trae el desaliento de la propagación sin cuartel de una nueva variedad del odioso virus del Covid-19.
Yo mismo me he visto en estos días con una afección, comprobada mediante prueba PCR, que me produjo varios días de serios malestares de los cuales me estoy recuperando.
La presencia del llamado Ómicron, nombre de la nueva variante del Covid está obligando al retorno al denominado teletrabajo, o sea, cuando es posible desde el hogar.
En muchos otros casos como son los casos del dependiente en establecimientos, chófer y muchos otros oficios, ello no es posible, provocando una disminución en el nivel de actividades. Por demás, las ausencias inducen pérdidas de negocios e ingresos, amén de la amenaza para la salud.
El ausentismo provocado puede llegar a significar una caída en las actividades de las zonas francas, como también una amenaza a la recuperación del sector turismo. Así mismo, a menos actividad, también habría una disminución en los ingresos del Estado ya que no habría el mismo volumen de ingresos fiscales como si continuase el actual ritmo de expansión económica.
A pesar del peligro que nos representa este infortunio a la salubridad pública, hay cantidad de establecimientos que ignoran las recomendaciones ampliamente difundidas de exigir pruebas de al menos la doble vacunación. Por igual es notorio la indiferencia en muchas actividades públicas al uso de las mascarillas, primera línea de defensa contra la propagación del virus.
El presente año 2022 está llamado a consolidar la recuperación de nuestra economía para que ella sea capaz, dentro del régimen de austeridad que el presidente Abinader quiere impulsar, de proveer mejores niveles de ingresos, mayores empleos de calidad y menos pobreza. Sin banderías políticas, está en nuestras manos como sociedad superar este difícil arranque de año.