Cuando Elon Musk anunció el pasado mes de abril que quería comprar Twitter, la red social intentó evitarlo por todos los medios. Ahora que el excéntrico multimillonario ha decidido retirar su oferta de compra, la compañía del pajarito azul está haciendo todo lo posible para forzar a Musk a seguir adelante con la adquisición.
¿Por qué? En juego está el propio valor de la compañía, cuyas acciones no han dejado de bajar desde que el magnate anunció el pasado viernes que se retiraba del acuerdo para adquirir la plataforma.
El acuerdo de fusión original alcanzado por Twitter con Elon Musk, de US$44.000 millones, incluye una cláusula que establece una penalización de US$1.000 milllones en caso de que cualquiera de las partes decida echarse atrás.
Sin embargo, Twitter no busca presionar a Musk para que pague esa cantidad, sino que quiere que siga adelante con la compra, como aseguró su presidente, Bret Taylor, en un tuit: «La junta de Twitter se compromete a cerrar la transacción con el precio y los términos acordados con el señor Musk y planea emprender acciones legales para hacer cumplir el acuerdo de fusión».
Mientras que para el hombre más rico del mundo, propietario de empresas como Tesla o SpaceX, y cuya fortuna está valorada en US$220.000 millones, la cantidad de la penalización puede ser considerada casi como calderilla, en Twitter los vaivenes del magnate están haciendo mucho daño.
Las acciones han pasado de US$54,20 a US$32,64 en pocos días. Es decir, la compañía que Musk acordó en comprar por US$44.000 millones ahora vale mucho menos, y $1.000 millones no van a servir para reparar el entuerto.
Solución judicial
Twitter está decidida a ir a los tribunales para forzar al magnate a seguir adelante con la compra. La plataforma ha contratado Wachtell Lipton Rosen & Katz de Nueva York, una de las firmas de abogados corporativos más importantes del mundo. En una carta hecha pública este lunes, la empresa asegura que la decisión de Musk es «inválida e injusta», y que constituye «el repudio de sus obligaciones bajo el acuerdo».
Pero, mientras Twitter amenaza con acciones legales, la respuesta por el momento de Elon Musk ha sido, como suele ser habitual con este imprevisible empresario, la burla y el meme. ¿Y dónde? Pues en la misma red que ya no quiere comprar, Twitter.
«Decían que no podía comprar Twitter. Luego no querían revelar la informacion sobre los bots. Ahora quieren forzarme a comprar Twitter en los tribunales. Y van a tener que revelar la información sobre los bots en los tribunales», publicó para su más de 100 millones de seguidores, con imágenes de él carcajeándose
Más tarde, el multimillonario tuiteó una imagen que mostraba al actor estadounidense y artista de artes marciales Chuck Norris frente a un tablero de ajedrez, y escribió:«Chuckmate», haciendo un juego de palabras con el nombre del actor y «jaque mate» (checkmate en inglés). Musk, parece ser, está dispuesto a presentar pelea.
La disputa sobre cuántos bots o cuentas falsas que publican sin descanso contenido inútil o engañoso hay realmente en Twitter ha lastrado las negociaciones desde el principio. Según la compañía, los bots representan menos del 5% de sus casi 230 millones de usuarios totales. Musk cree, sin embargo, que pueden llegar al 20% de los usuarios, y había pedido pruebas a la compañía para respaldar sus cifras.
Pero la indescifrable personalidad del multimillonario y sus técnicas negociadoras son, para muchos, desconcertantes. Al mismo tiempo, sus abogados presentaban argumentos legales para que Twitter les mostrara la información requerida, Musk se dedicaba a responder a las explicaciones del CEO de la compañía, Parag Agrawal, con el emoji de la caca sonriente.
¿Qué tiene que perder Musk?
Según John Coffee, profesor de la Facultad de Derecho de Columbia y exasesor de la Bolsa de Valores de Nueva York y Nasdaq, Musk no tiene un «gran argumento legal», ha dicho a la BBC.
«Será una gran batalla, pero pronostico que se resolverá en silencio. Creo que Musk no espera salir victorioso. Supongo que espera poder reducir otros 10 mil o 20 mil millones del precio que acordó pagar», opina el experto.
¿Se trata entonces de una estrategia del magnate para acabar pagando menos por compañía? Podría ser.
Para otros observadores, como la abogada Ann Lipton, que ha manejado demandas colectivas que involucran a algunas de las empresas más grandes del mundo, Musk simplemente «se acobardó» cuando los mercados bursátiles cambiaron y cayó el precio de las acciones de Tesla, su compañía de vehículos eléctricos y una de sus principales fuentes de riqueza. Tesla ha pedido un tercio de su valor desde que Musk anunciara su intención de adquirir Twitter en abril.
«Ahora está buscando una salida, pero es muy difícil salirse de los acuerdos de fusión», explicó a la BBC. «Incluso si hubo una representación falsa como afirma Musk, no puedes salirte del trato solo por eso».
El contrato alcanzado en abril cuenta con una cláusula que especifica que, en caso de «daños irreparables» como, por ejemplo, no llevar a cabo la transacción, las partes tienen derecho a acudir a un tribunal de equidad y a compensaciones para impedir las violaciones del contrato.
Si ambas partes no llegan a un acuerdo, el caso deberá dirimirse en el tribunal de equidad de Delaware.
En este supuesto, la corte podría bien liberar a Musk de las obligaciones pactadas en el acuerdo -algo que no parece probable-, bien forzarle, como quiere Twitter, a que siga adelante con el trato y pague los $44.000 millones pactados, o una tercera opción, que sería obligarle a que pague los $1.000 millones de penalización por abandonar el acuerdo.
Esta última opción, apuntan los expertos, sería una victoria para el magnate y un golpe de gracia para la compañía.
Esto se sumaría, además, a las dificultades que la plataforma arrastra desde hace tiempo, como sus problemas para atraer nuevos usuarios y anunciantes.