Elías Brache
Estas líneas intentan capturar lo que pude sentir luego de estar encerrado por 14 días en mi casa en Canadá, y decidirme a participar activamente en la red social Twitter. Me dije a mi mismo que ese era el mejor termómetro para percibir cómo va la psiquis del dominicano.
De entrada, lo primero es explicar por qué encerrado. Esto es obligatorio si usted sale y entra de nuevo a Canadá (salvo excepciones específicas), y como hace apenas unos días visité RD debía hacerlo al retornar.
Ingresé a Twitter hace más de 10 años (@EJBRACHE), y lo cierto es que ha sido todo una aventura. He conocido gente maravillosa, y por supuesto gente cuyas miserias son más que evidentes.
El experimento comenzó básicamente al llegar a mi casa, mi perro Domino, fiel compañero de encierro me recibió por todo lo alto y ese video recibió cientos de “likes”, hasta ahora todo amor. LOL
De repente, Sergio Vargas se despacha con un huevo, y yo aprovecho y aclaro en un tuit que el dinero y el hacer lo correcto no son parámetros válidos, cientos de likes. ¡Seguimos bien!
Luego, una gran alegría cuando tuiteo que mi hijo mayor puso de su propio bolsillo para comprarle una mejor computadora a su hermano menor, ¡más de mil likes! Wao, ¡qué bien voy!
Días después, tuiteo sobre la vida en Canadá, mucha gente interesada en migrar, varias preguntas y agrego el consejo de siempre: no es fácil, no olvides tus raíces. Más de 100 likes… Todo claro en el horizonte.
Retuiteo la imagen de la estatua esculpida Bruno Catalano sobre el migrante, mis ojos aguados… 200 likes.
Cito Proverbios 3:27 “No niegues un favor a quien te lo pida, si en tus manos está el otorgarlo”, 150 likes.
Me llega vía WhatsApp, y tuiteo el primer decreto que promulgó Rafael Leónidas Trujillo. Mi bisabuelo era nombrado ministro de Justicia, Instrucción Pública y Bellas Artes (1930), varios likes y algún trasnochad@ que desconoce la historia, critica desde una cuenta institucional, sin saber que antes papa Elias fue ministro de unos cinco presidentes. Le pido que se identifique, cobardemente se retira, siento que twitter ya comienza a revelar su otra cara.
Y de repente, Dilia Leticia puso sus banderitas…
A Dilia la conozco hace no menos de 30 años, más aún cualquier persona del ámbito jurídico debe saber que es una experta en derecho de la familia, entre otras cosas. Una dura, una verduga en lo suyo.
Tuiteo mi apoyo irrestricto a su despliegue de banderas de inclusión (si, son eso, banderas de inclusión, no de zoofilia y pedófilos). Mi tuit termina con unos 300 likes.
Luego, la hecatombe, se me ocurre buscar una foto de Justin Trudeau desfilando con la bandera canadiense y el arcoíris, y tuitearla… ¡desperté la caverna! No solo intentan descalificar a un líder internacional y a presentar Canadá como un país de degenerados, sino que comienzan las lecciones sobre la biblia, muchas ellas de gente que está ahogada en sus frustraciones. En fin, el tuit se desnaturaliza, pero al momento de escribir estas líneas alcanza 500 likes.
Para ponerle la tapa al pomo, ya saliendo hoy de esta cuarentena, una vez más el comentarista deportivo en su retorcida conducta, anuncia que va a hablar de su relación sentimental. Por supuesto, le recuerdo en un tuit que eso no es de caballeros… 210 likes en este momento.
En resumen, inicié una campaña intensa de tuiteos, defendiendo ideas, desenmascarando hipócritas, y tratando de poner orden en Twitter (misión imposible), pero ojo, tenía unos 4,600 seguidores al comenzar ahora ando por 5,040.
Alguien preguntaría, ¿y qué pretende este tipo escribiendo sobre esto?, ¿para qué mencionar el número de likes?, con gusto explico:
Vas a recibir muchas advertencias para que evites temas, más si eres una persona pública, escúchalas, pero no dejes nunca que la ignorancia y el odio queden sin enfrentar.
No importa lo controversial de tus planteamientos, siempre, siempre elige el amor al odio, lo decente a lo rastrero, y confía, pues hay alguien que vigila y protege a quien EL sabe que quiere hacer lo correcto.
Y ese es el más preciado like…
