Turín, un ángel de solidaridad y amor

Turín, un ángel de solidaridad y amor

Turín, un ángel de solidaridad y amor

Carlos Salcedo

Ramón Arturo Cruz Reyes, según reza su acta de nacimiento; Turín para la mayoría y el Turo para quienes compartíamos su amistad, partió el pasado jueves 29 de agosto a la habitación de al lado. Algo tan inesperado que no acabamos de despertar del impacto, dolor y tristeza que ha producido su muerte, especialmente en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo cercanamente y compartir con un ser humano verdadera y auténticamente excepcional.
Turín lo tuvo todo.

Éxito empresarial; una familia maravillosa: Sandra, su adorada y admirada esposa, y sus tan queridos hijos, yernos y nietos, Gissel, Ronald, Celeidy, Janny, Juan Manuel, Víctor Isaac y Ronald Isaac; amigos en abundancia y el cariño de todo el que lo conoció.

Tenía un particular don de gente, era cariñoso, amoroso, sincero, generoso, desapegado y con un corazón inmaculado, tan grande que brotaba sobre su cuerpo y su Moca natal, a la que le dio lo mejor de sí.
El nombre de Turín quedará grabado con letras doradas por siempre en su pueblo y fuera de él.

Se fue físicamente, pero su ejemplo de amor, servicio, desapego y desprendimiento permanecerán en la vida y la mente de cuantos lo quisimos tanto y a quienes por su intempestiva partida, sólo nos consuela que, de seguro, estará disfrutando de la paz eterna al lado del Padre, lugar que ocupan los más nobles seres humanos, como él.

Soy devoto de la santa madre Teresa de Calcuta. Con ella y mis padres fue con quienes aprendí algo que, en gran medida, sólo sabía teóricamente y es que el de Jesucristo por la humanidad es un amor ágape.

Se trata de un amor desinteresado, incondicional, universal, compasivo, tolerante, indulgente y caracterizado por el servicio a los demás y sin esperar recompensas. Es el amor especial por Dios, el amor de Dios por la humanidad y el que cada ser humano debe sentir por los demás.

El de Turín era ese amor ágape, del que lo daba todo a cambio de nada. Su legado de caridad, sonrisa y felicidad nos ayudarán a superar su tan sentida pérdida y nos deben servir de ejemplo para hacer algo tan positivo por los demás como lo hizo él, sin mirar a quién.

Turín se fue sólo materialmente, pues nos dejó su corazón de amor sin límite. Descansa en paz, querido hermano.