Las reacciones por Twitter de sus seguidores revelan mucho sobre la calidad de cada político. Por ejemplo, atrévase a criticar a Leonel y le caen encima una trulla de troles y otra manada de bots.
Pero hay excepciones. Ayer me pregunté si fue error de Luis Abinader su decencia con el expresidente Fernández y su FUPU, pues el goloso ex busca votos imputando al gobierno por desapariciones y secuestros, lo que la terca realidad desmiente.
Leonel destruye su legado y politiqueando rehusa asumirse como elder statesman. Ni así llega… Me respondió Franklin Lithgow hijo: “con infografía llena de medias verdades, hecha por el mismo gobierno. Por Dios, José, serviste en esos mismos periodos al presidente Fernández.
Y ahora quieres echarle vainas con estadísticas que no guardan similitud ni coherencia alguna. Usted es un hombre decente”. Le respondí: “Gracias mi querido amigo Franklin.
Colaboré en dos de tres y no vaineo; al contrario siempre reconozco en Leonel sus destrezas y virtudes, desde mucho antes de ser presidente.
Me apena verlo tirar por la borda su legado buscando votos que no conseguirá”. Quienes hemos apreciado al expresidente Fernández no deseamos verlo otra vez esgrimiendo algoritmos.