Trump en su discurso ante Congreso: ¿Se atendrá al decoro?

Trump en su discurso ante Congreso: ¿Se atendrá al decoro?

Trump en su discurso ante Congreso: ¿Se atendrá al decoro?

Donald Trump

WASHINGTON. — Un discurso presidencial ante el Congreso es uno de esos actos típicamente estadounidenses que rezuman ritual y decoro.

De pie en el fondo del recinto, el ujier anunciará el arribo de Donald Trump a la sesión conjunta de las cámaras con la consabida frase, “Señor presidente, el presidente de Estados Unidos”.

Trump recorrerá el pasillo central entre aplausos entusiastas y fuertes apretones de mano de los republicanos. La primera dama Melania Trump, acompañada por invitados especiales, sonreirá desde la galería alta.

Sin embargo, a partir de ese momento, el presidente que prefiere el trastorno al decoro puede enfilar en cualquiera de muchas direcciones posibles. Lo mismo puede hacer la oposición demócrata.

La Casa Blanca promete que el primer discurso de Trump ante el Congreso se enfocará en el futuro con miras a la “renovación del espíritu estadounidense”.

Frente a millones de espectadores en el país y el mundo, Trump tendrá la oportunidad de replantear su mandato tras un inicio caótico en el que desconcertó a gobernantes extranjeros, atacó con furia la información filtrada, libró una batalla campal contra la prensa y vio como los tribunales frustraban sus primeras medidas sobre inmigración.

Probablemente Trump destacará algunos logros iniciales como la postulación de Neil Gorsuch a la Corte Suprema y una serie de decretos para eliminar regulaciones.

La asesora presidencial Kellyanne Conway dijo al canal de cable Fox News que “el discurso de Trump no será aburrido porque Donald Trump no es aburrido”.

El ámbito formal de la Cámara de Representantes no es el más adecuado para Trump, quien ganó la Casa Blanca con un estilo discursivo incoherente en actos de campaña ruidosos y con una gorra roja con la leyenda “Make America Great Again” (”Devolvamos la grandeza a Estados Unidos”).

Trump ha demostrado que es capaz de atenerse a un libreto, pero no necesariamente el que espera la gente. Su discurso inaugural, que habitualmente es una expresión de optimismo, fue una descripción lúgubre de la “carnicería estadounidense”.

También cabe preguntarse cómo responderán los demócratas, sobre todo si están envalentonados por los opositores a Trump que se han presentado en gran número en las asambleas comunitarias a las que asistieron los legisladores en sus distritos. Ya han invitado ostensiblemente a inmigrantes y extranjeros al discurso, como contrapunto coreografiado a sus políticas antiinmigrantes.

No hay escasez de rencor entre los demócratas. Trump se ha burlado de su líder en el Senado, Chuck Schumer, llamándolo “jefe de los payasos” y “peso ligero”, y subestimándolo por verter “lágrimas falsas” por quienes no pueden entrar a Estados Unidos. El presidente parece tener una relación cordial con los legisladores republicanos.

Habla a menudo con el presidente de la cámara, Paul Ryan, pero los legisladores republicanos esperan impacientes los detalles de la posición del presidente sobre asuntos de su mayor interés, como la reforma impositiva, la derogación de la ley de salud del presidente Barack Obama y la política comercial.

Además temen su manera de expresarse. Preguntado qué quería escuchar en el discurso de Trump, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo: “Un mensaje sin tuits, optimista y edificante sobre el rumbo que debe tomar Estados Unidos”.