La penetración cultural gringa ha variado hasta nuestras supersticiones. La tradición hispana atribuye traer mala suerte a los martes, más si caen el día decimotercero, como hoy.
Estadounidenses e ingleses, quizás más prácticos porque así no interrumpen las labores semanales, son cabalísticos con los viernes 13.
El origen del temor al número 13 es incierto, popularizado en el siglo XIX, pero quizás originado en la Edad Media entre religiosos sospechosos porque en la última cena de Jesús hubo 13 personas en la mesa.
Lo raro es que tardaran tantos siglos en pensarlo… Desde chiquito oigo que “los martes no te cases ni te embarques”, recomendación que nunca entendí.
No sé qué hacer porque, aunque nunca creí en brujas, de que vuelan, ¡vuelan! y en escoba de guano. Tampoco creo en molestar a Dios con oraciones bobas, pero ruego que Biden, Xi y Putin, recuerden los tres tomar todas sus pastillas.
En esta era digital que muchos creen es el preludio de una evolución hacia humanos con chips integrados, cualquier día es bueno para atemorizarse.