No creo que exista en la historia de la Humanidad alguna sociedad en que no haya prevalecido el instinto natural de rechazar a quienes son diferentes o de otra tribu.
La inclusión, la tolerancia y el mestizaje, son relativamente recientes. ¿No es más raro que un hombre crea ser mujer que un negro autopercibido como blanco? Si algo han demostrado modernamente la antropología y la sociología, es que las barreras, discriminaciones y desigualdades, se deben más a diferencias culturales y socioeconómicas que raciales.
No extraña que sea frecuente oír a un mulato dominicano decirle a otro, cariñosamente o ninguneando, “tú eres más prieto que yo”.
Una encuesta de la Oficina Nacional de Estadística reveló que, entre los dominicanos mayores de 15 años, menos de un 7 % se percibe a sí mismo como descendiente de africanos o negros. Se estima que un 80 % de la población es o tiene algún ascendiente negro.
Es curioso cómo muchos dominicanos dicen que a simple vista pueden distinguir un negro de Haití de otro de Nigua o Villa Mella. Quizás en África era igual.