Científicos que prefieren guardar sus nombres en el anonimato han llegado a la conclusión de que el Infierno no es uno solo, sino que hay un Infierno para cada nacionalidad, y que cada quién elije a cuál de ellos prefiere ir para pagar por sus pecados.
Para probar su teoría los científicos siguieron los pasos a un individuo que, al morir, fue derechito al Infierno. Allí se dirigió primero al infierno alemán y preguntó: “¿Qué te hacen acá?”
“Aquí primero te ponen en la picadora eléctrica por una hora, luego te acuestan en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da de latigazos”.
Al personaje no le gustó nada y se fue a ver en qué consistían los otros infiernos.
Tanto el estadounidense como el ruso y el resto de los infiernos de distintas naciones hacían lo mismo que el alemán; entonces, nuestro hombre vio que en el infierno dominicano había una fila llena de gente esperando entrar. Intrigado, preguntó al último de la fila: “¿Qué es lo que hacen acá?”
“Aquí –le dijeron- te ponen en una picadora eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo dominicano y te da de latigazos”.
“Pero es exactamente igual a los otros infiernos”, comentó curioso nuestro amigo. “¿Por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?”
“Porque –respondió el de la fila- la picadora no anda porque no hay electricidad y no hay presupuesto para arreglarla; los clavos de la cama se los robaron todos; y el diablo dominicano viene, marca el reloj de asistencia, cobra y se va. Y no le pasa nada”.