Confieso que me impresionó escuchar el mensaje de unidad que en un video lanzaban al pueblo estadounidense los expresidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama en el marco de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos.
Me recordó otra imagen que quedó grabada en mi memoria: la vez que con motivo de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 hicieron una aparición pública todos los expresidentes vivos en ese momento junto al entonces presidente George W. Bush.
Y es que en momentos de crisis o tribulación nacional el liderazgo responsable promueve la unidad nacional para salir adelante. En el caso de Estados Unidos la figura llamada a evocar la unidad del pueblo es el Presidente, en otros países donde aún pervive la monarquía ese sentimiento lo representa el Rey.
República Dominicana cuenta con tres expresidentes constitucionales vivos, cada uno con altos niveles de incidencia social.
Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina tienen ganado un espacio en la historia nacional por el desempeño de sus funciones en la administración del Estado, pero todavía le queda tiempo para seguir escribiendo líneas a su capítulo.
República Dominicana atraviesa por la peor crisis no política en toda su historia republicana debido a la pandemia del Covid-19, que se generó en China a finales de 2019 y que rápidamente se expandió a todos los confines de la tierra.
Lo peor de esa crisis es que no hay soluciones aisladas. Ninguna medida adoptada por República Dominicana tiene garantía de éxito, pues suele estar supeditada a la decisión de otros.
Por ejemplo el turismo. Los muchos esfuerzos que realiza el gobierno dominicano se pueden caer solo con que los países receptores de turistas pongan restricciones de salir o entrar a sus territorios.
Lo mismo pasa en el aspecto sanitario: los niveles de globalización alcanzados por la humanidad facilitan que el virus se mueva de un país a otro con gran facilidad.
Sin embargo, estamos obligados a hacer lo que nos corresponde para salvar vidas y mantener a flote la economía.
Es en momentos como estos que se hace necesario escuchar las voces de los tres expresidentes vivos, haciendo un llamado a la unidad como pueblo para enfrentar este reto.
Solo la mezquindad, el liliputiensismo mental, la carencia del sentido de la historia y la perversidad podrían justificar el no hacerlo. Pero en el caso de nuestros tres expresidentes vivos no se aplica ninguno de los defectos previamente señalados.
Incluso, la conveniencia política favorece a la puesta en escena de ese liderazgo para promover un accionar unitario para sobrellevar la crisis, pues de ellos quizás solo a Leonel Fernández le quede algún couplet.
Hipólito por razones de edad difícilmente intente volver a ejercer la Presidencia de la República y en la actual coyuntura constitucional Danilo Medina tiene un impedimento que luego también tendrá Luis Abinader.
Nuestros tres expresidentes vivos tienen la oportunidad de colocarse juntos, del lado correcto de la historia y hasta dar un ejemplo de desarrollo político y golpear el espíritu divisionista y pesimista que ha signado el quehacer político dominicano en toda su historia.