Tres causales y mil razones

Tres causales y mil razones

Tres causales y mil razones

German Marte

La sociedad dominicana está dividida en cuanto a si se debe incluir o no en el nuevo Código Penal tres excepciones en las cuales no se penalizará el aborto: cuando la vida de la madre esté en peligro, cuando el embarazo sea fruto de una violación o de un incesto, y cuando el feto sea incompatible con la vida.

Estas tres excepciones, conocidas como las tres causales, son de una naturaleza tan lógica que se podría pensar que ningún sector se opondría, pero en nuestro país no ha sido así. Más de 14 años lleva la discusión sobre este tema.

Por un lado, los sectores más conservadores, encabezados por la Iglesia Católica, los evangélicos y otras religiones, entienden que se debe mantener la prohibición absoluta del aborto.

A sabiendas de que su argumento es insostenible, entonces recurren al miedo, al chantaje y alegan que no se deben aprobar las tres causales “porque ese sería solo un primer paso, para aprobar el aborto de manera abierta, desenfrenado”, “para matar a diestra y siniestra a niños inocentes en el útero de la madre”; un manipulador profesional ha llegado a decir que los niños serían desmembrados en el útero de la madre. En fin, un crimen horrendo. Saben que mienten, pero eso es lo que menos importa.

Nadie más que los políticos, los brujos y los religiosos malintencionados conocen el poder del miedo para dominar a la gente. Sea que se trate de Dios, el diablo, el gobierno, o cualquier representación del poder capaz de castigar, mientras más temeroso sea el individuo o el pueblo, más fácil de dominar será.

Poco importa si el miedo viene dado por su creencia ciega (fe) en una determinada religión, por desconocimiento o por simple ignorancia. Siempre funciona, al menos durante un tiempo.
Otra herramienta muy recurrente para controlar la voluntad de los individuos o de gran parte de una comunidad es el chantaje emocional, la manipulación: “si no haces lo que yo digo no te quiero”, “si haces esto o aquello vas derechito para el infierno”. Todo lo contrario al amor, que es incondicional.

Y justo aquí, cuando los sectores conservadores (de diferentes partidos e iglesias) se dieron cuenta de que ya la sociedad dominicana ha avanzado lo suficiente y que no tienen tanto control como antes (para bien o para mal) entonces recurren a su herramienta favorita: el miedo a la negación absoluta de la otredad. Afortunadamente no estamos en los tiempos del oscurantismo de la Edad Media.

Lo cierto es que nadie ha propuesto la aprobación absoluta del aborto, sino en tres causales muy concretas. Y en esto tienen más de mil razones.

Solo la mujer, aún por encima de su pareja, tiene derecho a elegir entre su propia vida y la del embrión que lleva en su útero.

En caso de una violación, solo la mujer, o la familia si es una niña, tienen derecho a elegir entre tener o no una criatura fruto de una violación.

Solo la madre, y nadie más por encima de ella, tiene derecho a llevar a término o interrumpir el embarazo en caso de que la ciencia demuestre que la criatura que lleva en su vientre es inviable.

Juristas de la talla de Cristóbal Rodríguez sostienen que para introducir las causales en el Código Penal no es preciso modificar la Constitución.

El presidente Luis Abinader y Danilo Medina se han pronunciado y están de acuerdo con las tres causales, por lo que se espera que esta vez el cuco de las iglesias no se imponga.
Se trata de derechos, se trata de la mujer, de su dignidad, de su propia vida.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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