Trayecto inútil

Trayecto inútil

Trayecto inútil

Quienes solíamos consumir gran parte de nuestro tiempo frente al televisor, en algún momento tuvimos contacto con los dibujos animados de Looney Tunes y personajes como el del Coyote y el “Correcaminos”.   Eran repetitivas las escenas en las que el Coyote hacía el ridículo persiguiendo a aquel animal que con sólo hacer “bip-bip” desaparecía de la escena dejando una gran nube de polvo.

Lo que siempre atrajo más mi atención, era la cara del Coyote antes de caer a un abismo en aquellas persecuciones en las que el correcaminos seguía en línea recta, a toda velocidad, sin que la gravedad le afectara en lo más mínimo.  Esa cara nos mostraba la lucha inútil de aquel animal por no caer al vacío.

Con sobrada frecuencia, los funcionarios del área técnica, en las instituciones de la Administración Pública, realizan estudios, investigaciones, formulan sus hipótesis y luego de armar grandes volúmenes de información, más un brevísimo resumen ejecutivo para los mandos políticos de sus entidades, entregan el resultado de su trabajo.  Pero no hay garantía de que sus recomendaciones técnicas sean adoptadas en un ciento por ciento por sus superiores.

¿Cómo enfrentar la frustración que sobreviene?

La Dra. Elisabeth Kubler-Ross, una estudiosa de la conducta humana especialmente en pacientes con enfermedades terminales, sostenía que los seres humanos atravesamos por 5 etapas en situaciones en las que un cambio drástico afectará nuestras vidas, antes de que finalmente lo “aceptemos”.  Estas situaciones pueden ser el fallecimiento de un ser querido, un divorcio, un diagnóstico médico desfavorable, etc.  Estas etapas son: (1) Negación, (2) ira, (3) negociación, (4) depresión y (5) aceptación.  Sus estudios, siempre desde el ámbito científico, han encontrado utilidad práctica incluso hasta en el mundo de los negocios.

En el caso de los técnicos, en ocasiones es necesario hacer un rápido ejercicio de aceptación, sin pasar por la ira y ni por asomo a la negociación.  No es ese su papel.

Su rol, como nos toca repetir en las aulas, es recomendar, presentando escenarios ideales, pesimistas y de corto y largo alcance.  De allí, los funcionarios del ámbito político tomarán sus decisiones, basados no necesariamente en un único estudio, ni tampoco basado en un sólo set de premisas.

Hoy día, los más exitosos consultores, no sólo tienen la capacidad para sustentar con hechos y datos sus postulaciones, sino que se toman el tiempo suficiente para ofrecer a sus clientes una gama de posibles decisiones, siempre bajo un mínimo de control sobre los riesgos.

¿Qué aprender de los consultores?

Considero que la lección más contundente que los consultores de éxito tienen para compartir con el resto de la gente, es que hacen todo lo posible por consumir tiempo sólo en dos etapas.  Mientras otros gruñen, ellos se ponen de pie y empiezan a hacer ajustes, en vez de dar puñetazos sobre el escritorio o “zapatear” como la caracterización del “Chavo del Ocho” interpretada magistralmente por el actor mexicano Roberto Gómez Bolaños,  fallecido recientemente.

Cuando los dibujos animados del “correcaminos” y el coyote fueron creados, se hicieron procurando parodiar la eterna carrera del gato tras el ratón.  Y desde siempre, al coyote antes de caer al abismo, el caricaturista le hacía dar varias vueltas en el aire, en una demostración más que visual, de la resistencia a caer.

No se nos mide por los fracasos, ni por el esfuerzo.  Nuestro mundo cambió en nuestras narices y se nos anima a tomar de nuestros desaciertos la mejor parte y reconvertirla en un nuevo trayecto, un trayecto útil, para nunca dejar de marchar hacia adelante.

“Konectemos”.

*El autor es Consultor de Servicios y Administración Pública.