Para cerrar esta serie de artículos sobre trastornos mentales y violencia lo haremos compartiendo unas citas mínimas de un interesante ensayo escrito para la revista Psicología Conductual por los doctores Ismael Loinaz, Enrique Echeburúa y Mayalen Irureta de la Universidad del País Vasco.
En el ensayo “trastornos mentales como factor de riesgo de victimización violenta”, los autores refieren que muchos estudios analizan el riesgo de conducta violenta en personas con trastornos mentales (TM), pero que, sin embargo, su riesgo de victimización es un tema al que se ha prestado poca atención “Este sesgo en la investigación contribuye a mantener estereotipos sobre los trastornos mentales y a perpetuar la estigmatización y el aislamiento social de quienes los padecen”.
Plantean que los actos violentos cometidos por personas con trastornos mentales son un tema de investigación que ha suscitado un gran interés, y que este hecho se debe, en parte, a la alarma social generada tras algunos acontecimientos violentos graves (como, por ejemplo, el homicidio de un familiar cometido por un paciente con esquizofrenia) y al miedo asociado con determinadas etiquetas diagnósticas estigmatizadoras (en especial, la esquizofrenia).
Aseguran que la mayoría de los actos violentos son cometidos por personas sin trastornos mentales “sin embargo, en muchos casos la presencia de un trastorno es utilizada por los abogados para eximir al acusado, parcial o completamente, de su responsabilidad penal. Este hecho genera un doble rechazo social, por un lado, el miedo habitual al enfermo mental y, por otro, la desconfianza en las causas judiciales en las que se esgrime una enfermedad mental como factor exculpatorio”.
De acuerdo con los autores, el estereotipo sobre el mayor riesgo de estas personas puede deberse a que los estudios se centran en muestras concretas. Mientras que una proporción minoritaria de las personas con TM están hospitalizadas, la mayoría de los estudios que analizan la relación entre violencia y TM analizan pacientes ingresados.
“En el análisis de la relación entre conducta violenta y enfermedad mental existe una cara de la moneda que no suele ser atendida. En muchos casos los enfermos mentales, además de sufrir la estigmatización o el miedo que genera el desconocimiento sobre su enfermedad, también pueden ser, con mayor facilidad, victimas de actos violentos, de abusos o de su utilización como instrumento para cometer delitos a manos de personas de su entorno o desconocidos.
Puede descargar este ensayo en (http://www.ub.edu/geav/wp-content/uploads/2017/06/Loinaz-2011.TRASTORNOS-MENTALES.pdf).
Fe de errata:
Debemos aclarar dos inexactitudes publicadas en la primera columna de esta serie: escribimos “el trastorno bipolar de la personalidad” y la bipolaridad no es un trastorno de personalidad, sino una enfermedad mental y respecto al paciente esquizode, debió decir: «Desconexión social y restricción emocional. Descrito en determinados agresores sexuales. Homicidio, incluido el de la pareja. Secuestro y allanamiento de morada. Hurtos, robos y estafas”.