Orgasmo. Definirlo es difícil porque es muy subjetivo. En cada persona está basado en factores culturales, biológicos, Individuales, ya que convergen en este proceso componentes biológicos, psicológicos y sociales.
Expertos en medicina sexual y urología lo definen como una sensación variable máxima y momentánea de intenso placer, que crea un estado de turbación de la conciencia acompañado por contracciones rítmicas involuntarias de la musculatura pélvica que rodea a la vagina y contracciones generales del cuerpo.
La disfunción orgásmica femenina también llamada Inhibición Orgásmica, se caracteriza por la dificultad de experimentar orgasmos o una marcada reducción de las sensaciones orgásmicas, después de una fase de excitación sexual normal.
Este trastorno puede ser: primario cuando la mujer nunca ha tenido orgasmo sin importar las parejas sexuales o el tiempo de vida sexual activa, secundario o adquirido cuando luego de un tiempo de alcanzar orgasmos dejan de experimentarlos, generalizado cuando la mujer no puede alcanzar orgasmos sin importar el tipo de estimulación (manual, autoestimulación, con pareja, coito) y situacional en que la mujer alcanza el orgasmo solo en algunos momentos o con algunas parejas sexuales (en condiciones específicas).
Puede presentarse entre otras situaciones, en mujeres con problemas orgánicos (enfermedades agudas o crónicas), psicológicos (temor al embarazo o a una infección, problemas con la pareja, mitos y prejuicios), psiquiátricos, alteraciones anatómicas, en edades extremas (muy jóvenes o ancianas), que toman medicación (antidepresivos).
La ansiedad por conseguir el orgasmo puede crear dificultad para lograrlo, así como la ausencia o poca estimulación por parte de la pareja sexual.